La dirección de Mercedes no decidirá hasta la próxima semana si negocia con ELA
La dirección de la planta de la multinacional alemana Mercedes en Vitoria se reunirá previsiblemente la próxima semana, tras el regreso de su presidente, Armando Gaspar, ahora de viaje, para analizar la situación creada por el rechazo de la plantilla al preacuerdo sobre el convenio que había cerrado con la mayoría del comité (UGT, CC OO, Ekintza y USO). En la factoría de Vitoria trabajan unas 3.200 personas.
Las centrales nacionalistas que se oponían a ese preacuerdo (ELA, LAB y ESK-CUIS), en minoría en el comité, lograron en el referéndum entre la plantilla celebrado el pasado martes una inesperada victoria por 159 votos que plantea serias dudas sobre la aprobación del convenio y el propio futuro de la planta vitoriana.
La dirección de la planta había vinculado la posibilidad de abordar nuevas inversiones a que la plantilla aceptase un convenio que ampliaba la flexibilidad y que consolidaba subidas salariales del 0,75% por encima del IPC. Las centrales defensoras del preacuerdo consideraban este una transición hasta que la firma alemana decida si construye en Vitoria un nuevo modelo de vehículo que dé estabilidad a la planta más allá del año 2014, cuando termine la producción de los actuales: la furgoneta de la clase V y la Vito.
La situación ha cambiado profundamente. Fuentes de Mercedes admitieron ayer la incertidumbre que ha generado el resultado del referéndum, sobre todo después de que en 2003, en plena celebración del 50º aniversario de la compañía, la dirección ya amenazase con llevarse la producción fuera de Vitoria.
División
Varias huelgas y cierta conflictividad en la planta crisparon los ánimos hasta que, al final, el 99% de la plantilla firmó un convenio de eficacia limitada. Las huelgas se convocaron en el momento en que el nuevo modelo de vehículo tenía que distribuirse a los concesionarios y principales ferias. La dirección en Alemania advirtió entonces de que había "perdido la confianza" en la planta vitoriana. El nuevo convenio debía servir, en parte, para recuperarla.
Desde ahora, cualquier postura que adopte la dirección de la planta tendrá como efecto la división del comité de empresa. Si la dirección reabre la mesa de negociaciones, como ha pedido la plantilla a instancias de ELA y LAB, estaría descalificando totalmente la capacidad negociadora de la mayoría del comité.
Si en cambio se niega a negociar con las dos centrales nacionalistas, ambas convocarán asambleas para iniciar un proceso de movilizaciones por otro convenio. ELA ha considerado el preacuerdo una "regresión en las condiciones laborales de la plantilla". LAB celebró el resultado de la consulta asegurando que "los trabajadores no se han dejado intimidar".
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