China tiene razón

Leo la posición de los grandes bloques respecto a la necesaria renovación de los acuerdos de Kioto y, por supuesto, como siempre, no me sorprende la posición de Estados Unidos, que nunca ha intentado siquiera cumplir dichos acuerdos. No firmará ningún tratado hasta que los 15 países más contaminantes, incluidos China e India, no formen parte del acuerdo global. China responde que los países ricos han podido alcanzar elevados niveles de desarrollo vertiendo durante décadas gases contaminantes.

Desgraciadamente, China tiene razón, su incuestionable razón.

Vivimos en un mundo en el que conviven ya no países, pueblos y culturas diferentes, sino momentos históricos diferentes, y sólo desde esta premisa fundamental se pueden realizar razonamientos, juicios o comparaciones reales y objetivas.

Estados Unidos pretende ponerse al mismo nivel de China o India. Un país con un proceso industrial de 150 años, extensamente implantado en todo su territorio y con unos altísimos niveles de riqueza, comparándose con países cuyo proceso real de industrialización es recientísimo, aún escasamente implantado, donde existen inmensas áreas con un nivel de subdesarrollo que sólo nos puede retrotraer al siglo XIX, que por supuesto no tienen siquiera energía eléctrica, y donde los niveles de pobreza son alarmantes.

No nos engañemos, esta pueril condición no es más que un fútil argumento más, un pretexto más, que evidencia la absoluta no disposición "del autoproclamado guardián del nuevo orden mundial", Estados Unidos, a reducir sus emisiones. Saben que China o India ya no es que no quieran sino que no pueden frenar sus tardíos desarrollos industriales y por ende sus emisiones, ya que ello supondría condenar a sus gentes a seguir en una indigencia decimonónica.

No puedo calificar sino de indecencia la postura estadounidense. Los países desarrollados deben adoptar unilateralmente, a corto plazo, políticas encaminadas a la reducción de las emisiones y no esgrimir el pueril y estúpido argumento de "si no lo hace el otro no lo hago yo", menos aún cuando el otro es un niño en edad de desarrollo. Cada país, independientemente de lo que haga el otro, debe adoptar una postura responsable y comprometida ante un serio problema y no una intolerable y repudiable falta de responsabilidad.

Evidentemente, China, India y otros países en vías de desarrollo, deben ser parte en los acuerdos. Sus emisiones también deberían ser controladas, pero, para ello, es obvio que requerirían una importante y "desinteresada" ayuda técnica y económica de los países desarrollados para que, efectivamente, tal como defiende China, la reducción de sus emisiones no sea a costa de su desarrollo y de la reducción de su pobreza. ¿Realmente están dispuestos a hacerlo? Lo dudo, creo que seguiremos escuchando memeces y puras demagogias, asistiendo, una vez más, a la demostración de que el mundo no está en manos de personas responsables y cualificadas. Desgraciadamente, está en manos de intereses económicos necios e irresponsables.