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El paisaje de Galicia será mediterráneo en 50 años

Las evidencias científicas que constatan el cambio climático en Galicia, permitieron ayer al catedrático de Edafología de la Universidad de Santiago, Francisco Díaz-Fierros, imaginar cómo será la región gallega dentro de 50 años. "Tanto si las cosas siguen igual como si nuestra actitud frente al problema mejora, en Galicia dominará el clima mediterráneo frente al templado", aseguró en la conferencia que impartió en Santiago con motivo del Día del Medio Ambiente, dedicado este año a las consecuencias del cambio climático.

El equipo de Díaz-Fierros ha encontrado la zona a la que se parecerá el paisaje de Galicia en el futuro: la Beira Alta portuguesa. En cinco décadas la vegetación de esta zona del país vecino será aproximadamente la que tengamos aquí.

El calentamiento global no afectará de manera igual a todo el territorio gallego. Si las emisiones de CO2 no disminuyen, el norte de Galicia sufrirá, "muy probablemente", un aumento de temperatura de entre dos y tres grados centígrados. Según estas mismas previsiones, será el sur de la comunidad la que más padecerá el calentamiento, con un aumento de cinco grados. Los datos del Observatorio de A Coruña ofrecidos por el catedrático reflejan un aumento de los valores de temperatura en 1,5 grados, "superior incluso a la media global".

Aumento de incendios

El aumento de la sequía y las altas temperaturas elevarán los próximos 30 años un 30-40% el riesgo de incendios forestales. "Tenemos todas las condiciones para que crezcan de una forma inequívoca", afirmó Díaz-Fierros, indicando que la cifra variará en función de cómo actúe la sociedad.

No se observan sin embargo cambios en la cantidad de precipitaciones, que continúan en la media de años anteriores, aunque más concentradas. A pesar de ello, el derretimiento del hielo de los polos del planeta ha provocado en Galicia un aumento en 20 centímetros del nivel del mar, que podría aumentar hasta 80 dentro de un siglo, "dependiendo de la velocidad del cambio climático".

Donde sí es evidente la variación es en las heladas. "La primera del año se va retrasando y la última adelantando", dice Díaz-Fierros. El ejemplo más claro lo encontramos en Lavacolla (Santiago): en los últimos 30 años el período sin heladas aumentó nada menos que 52 días, así como en Ourense (38 días) y Lugo (11 días).

Aunque no todo son datos negativos. El cambio climático traerá, según el edafólogo, una expansión del área de la vid. "Incluso en el cantábrico podrán crecer", explica, "mientras que en Betanzos además, mejorarán los vinos blancos y se afianzarán las cepas de vino tinto". "En algunos aspectos las consecuencias del cambio climático podrán ser aprovechables", indica, "tendremos que adaptarnos al futuro".

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