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Tribuna:
Tribuna
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Un riñón de la cara

Como cada año antes de terminar la temporada, les ofrezco unas ideas de programas de televisión que harán las delicias de toda la familia, por muy desestructurada que ésta sea. Son muchos los directivos de las principales cadenas que -conociendo el apego que tengo a todo lo que tenga que ver con la falta de escrúpulos- solicitan mis servicios de consultoría. Hace dos días me llamó E. (perdonen que no les revele su nombre) para preguntarme las razones del poco éxito del programa de cirugía estética Cambio radical. Le dije la verdad: que era demasiado suave. Yo lo hubiese hecho operando a menores de edad, a fugados de la justicia y a mujeres ávidas de batir el récord europeo de mamas grandotas. ¡Ay...! Cuántos despidos se evitarían si antes de tomar decisiones se hablase conmigo... En fin, trataré de ayudarles. Y no olviden que si es triste emplear el talento creativo en este trabajo para cobrar, más triste es convertirse en musa de un partido político con toda la ilusión y luego quedarse sin cargo. Vean:

Mi mamá me mima. El casting se hará entre desvalidos huerfanitos de entre cero y siete años. Buscaremos al típico niño retraído y al típico pizpireta. (A este último habría que hacerle alguna herida graciosa. ¿Qué sé yo? Un rasguño en la rodilla que se pueda curar con una tirita encantadora...). El programa consiste en que unos padres adoptivos escogen hijo. Los niños harán méritos, pucheritos y todo lo que esté a su alcance para ser adoptados. En las galas se expulsará a los descartados, que volverán al sórdido orfelinato. El ganador conseguirá unos padres, y los finalistas, una carrera discográfica.

Vil sorpresa, vil sorpresa. El programa se grabará con enfermos de cierta envergadura (nada de lumbalgias y artritis, por favor). Se trata de invitar a los elegidos al plató (en una camilla que llevará el logo del programa) y darles los resultados de sus operaciones en directo. La presentadora, que puede ser del estilo de Isabel Gemio, usará su habitual tono bromista: "¿Y a ti te gustaría curarte, Primitiva?", le preguntará, por ejemplo, a una concursante. Y tras un cierto suspense abrirá el sobre con los resultados. "A ver, a ver... Vamos a ver si te curas o no...", irá diciendo. "Pues el resultado es... Oye, un momento, compañeros, que yo de medicina no entiendo nada. Aquí pone "maligno" y no sé si eso es bueno o es malo. Sí. Me dicen por el pinganillo que... ¡no te curas! ¡Ooooh....!". Y entonces, la mujer, por ejemplo, dirá: "Bueno... Unas veces se gana y otras veces se pierde...". Y procederá a dictar sus últimas voluntades. Luego, veremos un vídeo conmemorativo con los mejores momentos de la vida de la futura difunta.

Como yo te amo. En este programa juvenil, los concursantes demostrarán su amor a otros a base de cortarse miembros sin anestesia, desfigurarse o quitarse la vida. (Para que no se nos echen encima las feministas habrá que intentar que las pruebas más extremas las hagan siempre los hombres). Una vez demostrado el amor, la presentadora entrevistará a sus seres queridos para que digan si les creen o no. Podría presentar alguien del perfil de Patricia Gaztañaga.

A la gallega. Las concursantes serán vendidas a una red de proxenetismo y seguiremos su calvario con cámara oculta. Ganará la que más aguante. Las expulsadas, además, podrán firmar un contrato para posar desnudas en una revista.

Desprecio justo. Teniendo en cuenta el fervor de nuestros compatriotas por el juego, se trata de hacer una apuesta sobre personas que están a punto de morir. Gana el que adivine el día justo de la muerte, eso sí ¡sin pasarse...!

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Vale un riñón. Una enferma terminal cede un riñón al concursante enfermo que se gane el favor del público.

Hablar por hablar. Se trata de una versión mejorada de los programas con polígrafo. En él, se tortura a los invitados para que confiesen sus intimidades. Se les priva de sueño, se les arrancan dientes... En fin, lo de siempre.

Eso es todo. Espero que gracias a mis ideas saquen buenos beneficios este año. Sí, ya lo sé. La idea del riñón y el donante no es mía, sí. Decían que iba a ser un programa de la televisión holandesa, pero ha resultado ser falso, sí. Lo anunciaron para movilizar a los pocos donantes que tienen, sí. Pero yo, la verdad, creo que aquí tenemos el valor suficiente para hacerlo en serio. Y sobre todo, tenemos presentadoras con el arrojo suficiente como para que, a cambio de la pasta, puedan decir sin pestañear que es un experimento sociológico.

moliner.empar@gmail.com

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