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BARCELONA | Cataluña tras el 27-M

El 'efecto Trias'

"Por supuesto que existe el efecto Trias, un efecto de CiU en el sentido más originario de la fórmula". Antoni Vives, número ocho en la lista nacionalista por Barcelona y uno de los más estrechos colaboradores del candidato, asegura que Xavier Trias personifica la esencia político-ideológica de Convergència y aquí radica su éxito en las elecciones del domingo. La federación, pese a no alzarse con la victoria, pasó de 9 a 12 concejales y acortó distancias con el Partit dels Socialistes, al quedarse sólo a dos ediles.

La receta está inventada, pues la practicó durante décadas el ex presidente de la Generalitat Jordi Pujol. Consiste primero en "picar piedra", como lo define Trias. Se traduce en un trabajo constante, oculto, de aquellos que nunca afloran, pero que acaban por echar raíces y tienen su efecto en las urnas. La fórmula tiene nombre: Xarxa Trias. El alcaldable ha mantenido durante cuatro años encuentros y ha compartido mesa -a veces baile- con centenares de anónimos ciudadanos que le han aportado propuestas e ideas. A veces, frases o lemas para aderezar sus discursos. De estas reuniones surgieron campañas como Imagina Barcelona o Digues la teva. Todo ello aderezado con lo que se denomina pisar calle.

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Aspectos formales al margen, los asesores de Trias se han encargado también de moldear un discurso a partir del poso ideológico del candidato. La persona ya existía. No en vano, Trias es un señor de Barcelona. La trayectoria, también. A Trias se le considera el padre del modelo sanitario catalán, que pactó con los socialistas, entonces en la oposición, y que ha exhibido como ejemplo de su adscripción socialdemócrata. Mientras Artur Mas abrazó el credo liberal en las autonómicas.

Hacía falta, como afirma Vives, que la ciudadanía le viera como un representante del catalanismo más transversal: "Se trataba de transmitir esa imagen ignaciana que combina liderazgo con una enorme sensibilidad social". La frase más repetida por Trias ha sido: "Nunca me he sentido de derechas, soy socialdemócrata", cada vez que la izquierda le recordaba su apoyo a Aznar con mayoría absoluta.

"Trias representa el sentido común, las ganas de trabajar hacia una sociedad mejor. Y eso es lo que había que transmitir, incluso con códigos comunicativos diferentes", añade Vives. De ahí el símbolo de la manzana, una fruta fresca, de diversos colores y forma de corazón.

Esa imagen tuvo su traslación a la campaña. Los ciudadanos pudieron percibir en los debates televisados a un Trias tranquilo, sereno, de discurso pausado, polarizando el mensaje en torno a sus propuestas sociales y no a partir de la descalificación del adversario. Ninguna idea del nacionalismo estridente. Sólo insistió en que Barcelona debe ejercer de capital de Cataluña. No fue más allá. Els Segadors, por ejemplo, no sonaba al final de sus mítines, al contrario de como actúa Artur Mas.

Ese estilo, subraya Vives, es el auténtico de Convergència. No otro. "En esta campaña hemos sido más convergentes que nunca. CDC bebe en las fuentes del pueblo, es un partido de la gente, y todo lo que sea huir de eso es huir de Convergència. Todo lo que sea armarse de todo eso, es hacer CDC". Y de ese desmarque de la esencia convergente -apunta otro destacado miembro de la lista- surge el error de confundir "publicidad con mercadotecnia. La publicidad es el punto final del diseño de un producto. Cuando lo conviertes en el todo te estás equivocando".

En Barcelona, CiU subió el domingo cuatro puntos respecto a 2003. Sólo perdió 7.390 votos, frente a los casi 180.000 de los socialistas. En Cataluña, los nacionalistas registraron un ligero incremento de 86 décimas, la mitad gracias al efecto Trias.

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