El Fundi: "He toreado para mí, intentando pasar de los gritos"

Ninguno de los toros que salieron ayer fue ese esperado adolfo. El Fundi estuvo toda la tarde como debía estar. Sólo su manera de plantarse delante del toro desprende maestría y conocimiento del pescao que tiene delante: "Al principio pensaba que podía saborear la faena, pero el toro se ha quedado atrancado. Luego, la brisilla ésta de Madrid. A ver cuándo nos ponemos de acuerdo todos para cubrir la plaza de una vez". El pitón derecho de su segundo toro era de película de Hitchcock, si es que Hitchcock hubiera hecho cine taurino. El estocadón que recetó a su segundo corroboró su marchamo de maestro: "El toro dudaba mucho. He toreado un poco para mí, intentando pasar de los gritos, pero es muy difícil porque se oye todo. Algunos saben de sobra lo que ven, pero no quieren reconocerlo. Con la espada me he quedado a gusto". Algo así debió comentar El Guerra a un amigo en la plaza vieja hace más de un siglo.

También ha estado bien Encabo. Con un toreo casi sobre las piernas, de pases sueltos a la antigua, con garbo lidiador. Había en la plaza como una especie de ansiedad de orgasmo taurino, que nunca acabó de cumplirse a la espera de un sueño de toro que impedía al público disfrutar de lo valioso que estaba haciendo Encabo: "La gente se ha mosqueado con el toro y la ha pagado conmigo". En su segundo ocurre lo mismo y torea airoso, en medio de la incomprensión mayoritaria: "Estoy dispuesto a asumir mi responsabilidad, pero sólo hasta donde creo que la tengo. Lo que no hay que aceptar son los insultos. Son sólo unos pocos y parece que es toda la plaza. Con la espada he estado mal y ya está".

El único que no ha estado entonado ha sido López Chaves, que no parece tener la motivación de antes, encaminada a obtener unos contratos que ya debe tener firmados: "Yo tenía que haber estado mejor; la culpa es del torero, en este caso, yo".