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Zapatero y Sarkozy se "conjuran" para lograr un tratado que desbloquee la UE

El presidente francés pide estar plenamente informado de la política antiterrorista española

La salida de la crisis creada por el fracaso de la Constitución europea puede estar más próxima tras el acuerdo alcanzado ayer por el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y el presidente de la República Francesa, Nicolas Sarkozy, para cooperar conjunta y estrechamente con la presidencia alemana en el intento de alumbrar un nuevo tratado, más sencillo, dentro de tres semanas. "Hoy nos hemos conjurado", dijo Zapatero, mientras Sarkozy explicaba: "Vamos a demostrar que España y Francia pueden hacer que se mueva Europa".

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Las declaraciones de los líderes siguieron a algo más de tres horas de conversaciones, al término de las cuales Alberto Navarro, secretario de Estado para Asuntos Europeos, dictaminó: "A partir de aquí, los únicos problemas quizás insuperables para llegar a un acuerdo son los que plantean Reino Unido y Polonia". Claro que el precio de cualquier posible compromiso es la renuncia a la Constitución europea, un término que ha desaparecido ya del lenguaje de las ruedas de prensa. Como el de Tratado Constitucional, que definía el texto aprobado hace tres años por los 27, rechazado en referéndum por Francia y Holanda.

Sarkozy habló ayer de un "tratado simplificado" y Zapatero de un "tratado reducido", aunque el español puso empeño en precisar que se tratará de "un texto concentrado que dé el mismo resultado" que la Constitución fracasada. Los negociadores españoles explican que esa reducción, de 400 a 70 artículos, será posible en buena medida porque, a diferencia de la Constitución, el nuevo tratado no aspirará a sustituir a todos los que han sustentado la UE y, por tanto, puede ahorrarse la refundición de tales textos. Tampoco incluirá los símbolos supranacionales de la Unión, ni la Carta Europea de Derechos. Sarkozy se mostró de acuerdo con la propuesta de Zapatero de que el nuevo tratado incluya, no obstante, una referencia a dicha carta que garantice su aplicabilidad en los tribunales.

Hubo otros avances hacia la definición de posiciones comunes sobre los contenidos susceptibles de recoger lo fundamental del anterior texto. En concreto, los dos líderes se mostraron públicamente de acuerdo en que la UE tenga un presidente estable, y no semestral como ahora; en que el representante exterior tenga rango de ministro y en que se amplíe el número de campos susceptibles de ser decididos por mayoría cualificada. Reino Unido y Holanda quieren reducir la lista de 40 añadida por el Tratado Constitucional. No se descarta que el acuerdo de ayer prevea eliminar algunos, para añadir otros relativos a las nuevas políticas de inmigración o energía.

Medidas sobre inmigración

En materia de inmigración, los dos líderes apoyaron una política europea básica decidida por mayoría cualificada, que según precisó Sarkozy, debe incluir la expulsión de los que estén en situación ilegal. El francés se empeñó en enterrar las diferencias que le llevaron al enfrentamiento con Zapatero, cuando dijo, refiriéndose a la regularización masiva, que "no se puede reprochar a España por hacer lo que Francia hizo en otras épocas".

Aunque Sarkozy reconoció que había venido fundamentalmente a Madrid para "expresar el deseo de cooperar estrechamente con España" en la crisis europea, se abordaron otros temas bilaterales y regionales, empezando por la cooperación antiterrorista. Dijo Zapatero que lo habían hecho sólo porque su huésped reafirmó todo el apoyo de su Gobierno -"la democracia española puede contar plenamente con Francia", declaró a la prensa- y él lo agradeció. Fuentes gala y el propio Sarkozy destacaron, además, que el presidente francés había pedido estar plenamente informado de todo lo relativo a ese tema, incluida la negociación con ETA.

Sarkozy y Zapatero consideraron un sinsentido contrario a las relaciones internacionales que se haya dicho que Francia condiciona la continuidad de su apoyo frente a ETA a que España apoye la idea francesa de un minitratado para Europa.

Las comunicaciones a través de los Pirineos fueron otro tema bilateral abordado, y Sarkozy anunció que la cumbre bilateral del próximo otoño se ocupará de potenciar las llamadas autopistas del mar, para transportar camiones en barcos, y de abrir un túnel transpirenaico para el paso de vehículos pesados por ferrocarril. Son proyectos más del gusto francés que español, proclive a ampliar carreteras, que se renuevan cada año y con cada cambio de Gobierno, sin grandes consecuencias prácticas.

El último capítulo de la agenda fue el proyecto de Sarkozy de fundar una Unión Mediterránea con los Estados del Magreb, Libia, Egipto Israel, Líbano y Turquía, más los países comunitarios de la zona. Zapatero apoyó esta iniciativa, en la que algunos ven una maniobra de Francia para ganar peso político en la UE frente a Alemania. El presidente francés explicó que el diálogo mediterráneo promovido por España a través del Proceso de Barcelona quedará subsumido en su proyecto.

El presidente francés, Nicolas Sarkozy, y José Luis Rodríguez Zapatero se abrazan en La Moncloa.
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, y José Luis Rodríguez Zapatero se abrazan en La Moncloa.ULY MARTÍN

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