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España y Holanda coinciden en la voluntad de acuerdo sobre la Constitución europea

¿Cómo es posible que Holanda, que rechazó la Constitución europea por más del 70% de los votos, y España, que la ratificó por casi ese mismo porcentaje, puedan llegar a un acuerdo sobre la reforma del texto básico? La entrevista que ayer mantuvieron en Madrid el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y su homólogo holandés, Jan Peter Balkenende, no aclaró en absoluto qué tipo de alquimia precipitará ese inverosímil resultado, pero sí garantizó una respuesta positiva a la pregunta, planteada por un periodista holandés.

"No va a ser fácil, pero se puede hacer. Hay que ver qué contenido tiene que tener el Tratado constitucional y fijar un calendario de trabajo", afirmó Balkenende. "Quiero resaltar, ante todo, la voluntad de acuerdo", puntualizó Zapatero.

Para el primer ministro de Holanda, el encuentro de ayer era uno más de una serie que le ha llevado de Berlín a Londres, Varsovia, Estocolmo, Luxemburgo y Lubliana, antes de pasar ayer por Madrid y de viajar a Lisboa, por la tarde. Para Zapatero, fue, en cambio, el primer contacto con el tema tras cinco meses de limitarse a la política antiterrorista y a las elecciones municipales.

Contacto preliminar

Todo el encuentro tuvo, por ello, un cierto carácter preliminar, de toma de contacto, que al español le sirvió para calentar motores. No hubo negociación ni verdadero debate, aseguran fuentes conocedoras de la conversación, sino exposiciones sucesivas de las respectivas posiciones, que son tan divergentes como los resultados de los referendos celebrados en los dos países. Ni siquiera la alta abstención registrada en España sirve para aproximar las visiones de Europa de holandeses y españoles.

A lo largo de una hora de charla, Balkenende insistió en que lo importante es tomar del Tratado rechazado "todo lo que nos pueda unir", pero también reiteró los puntos, polémicos para Zapatero, que él considera irrenunciables: potenciar la capacidad de veto de los Parlamentos nacionales sobre el trabajo de la Comisión y reforzar el principio de la unanimidad, reduciendo el ámbito de decisión por mayoría cualificada fijado por la Constitución.

Son temas que a su anfitrión no pudieron cogerle por sorpresa, ya que el primer ministro holandés los expuso ampliamente durante su reciente intervención ante el Parlamento Europeo. Zapatero desgranó, en cambio, las grandes líneas de la posición española: su fidelidad al espíritu y contenido esencial del tratado original, su preferencia por mantener el título de Constitución así como la figura del ministro de Asuntos Exteriores. Pero también que lo fundamental son las políticas y que la Unión Europea tenga los instrumentos necesarios para afrontar la inmigración, el cambio climático o el terrorismo.

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