Vladimir preparó a conciencia la matanza de Sandra y su madre
El crimen de la Pobla de Vallbona se cobra la tercera víctima, el mejor amigo del asesino
Se tiñó el pelo de oscuro, cogió una mochila, en la que metió algunas de sus cosas, y un cuchillo. Vladimir Rausell preparó el asesinato de su ex novia, Sandra Corral, de 20 años, y de la madre de ésta, Julia Manzanera, de 53. Aquel chico tímido y reservado que llegó de Ucrania con 15 años acompañado de su hermano Ígor, dos años menor, para integrarse como hijo adoptivo en una conocida familia de La Pobla de Vallbona (Valencia) se convirtió en la madrugada del lunes en un asesino. Entró con sus propias llaves, degolló a las dos mujeres, recorrió varias calles hasta llegar a casa de su primo Ramón, de 28 años, que había sido su mejor amigo, su cómplice, desde que llegó a España y, una vez allí, incendió la vivienda. Ramón murió ayer en el hospital La Fe de Valencia a causa de las graves quemaduras que sufrió al rescatar a su madre y a su hermana de las llamas. Algunos vecinos vieron huir a un joven tras el incendio. Nadie le reconoció. ¿Quién podía ser el chico moreno que atacó la casa?
Ramón cuidó de Vladimir y de Ígor desde que llegaron. Pero no compartió con él su actitud después de que Sandra decidiera romper la relación entre ambos unos meses atrás. Le recriminó que la atosigara, que la siguiera. Eso, según fuentes de la investigación, le costó la vida.
Vladimir estudió en Cheste, una localidad también cercana a Valencia. Tenía 15 años cuando, tras pasar varios veranos en España a través de un programa solidario con niños víctimas del accidente nuclear de Chernóbil, fue adoptado por la familia Rausell Blay. Vino con su hermano Ígor, a quien la policía conoce porque les ayuda a veces como traductor de ucraniano. Le definen como reservado, callado, educado, cariñoso con la familia, discreto fuera del círculo más íntimo. Dejó de estudiar hace varios años y se fue a trabajar con su primo Ramón en el campo.
Cambio de apellidos
Tenía 17 años cuando sus apellidos cambiaron. Hizo la comunión en La Pobla y aprendió a hablar valenciano "como si fuera uno de aquí", explicaba ayer una vecina. Se portó bien en el colegio, tenía amigos, formó parte de la familia de las víctimas. Vivió de cerca la separación de los padres de Sandra. Ella había contado a una compañera de trabajo que no encontró en él el apoyo que necesitaba, que le costó aceptarlo. Lo que no aceptó fue su propia separación de Sandra.
En las últimas semanas Vladimir cambió. La vecina de la casa contigua a la de Sandra les oyó discutir varias veces. La madre de la joven, una mujer que limpiaba casas y que era también muy conocida, confesó días atrás a otra vecina que se sentían amenazadas por Vladimir. La madrugada del lunes, Vladimir las degolló. Trató de escapar pero fue detenido en Valencia pocas horas después. Está previsto que hoy declare ante la juez.
Un folio con una rosa enganchada era la señal de luto ayer en la fachada de la pizzería donde Sandra trabajaba los fines de semana en La Pobla de Vallbona. La consternación se reflejaba en los rostros de sus compañeros en la gestoría de L'Eliana donde hacía prácticas.
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