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Columna
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Buenos "para todos"

La más conocida multinacional de los refrescos lanzó hace algún tiempo en Argentina un anuncio (http://www.youtube.com/watch?v=5l4_N33AYvw) que destacó por su creatividad.Vendía la idea de que su cola era buena "para todos": para los que ven la botella medio llena o medio vacía; para los que quieren seguir como siempre y para los que se quieren superar; y así sucesivamente. Como los resultados de las últimas elecciones municipales que, al ser buenos para todos y cumplir por tanto el criterio de optimalidad paretiana (todos han mejorado, nadie ha empeorado), parecen hacer ocioso el comentario. Y algunos cambios sí se han producido, que merece la pena comentar.

Resultados para los de la botella medio llena. El Popular continua siendo el principal partido de Galicia en votos, prácticamente el 40% del total. La hegemonía se mantiene en el número de concejales (supera a la suma de los del PSOE y el BNG) y en el de alcaldías (152 por mayoría absoluta; 64 victorias por mayoría relativa). Básicamente, el PP mantiene posiciones, lo que tiene especial mérito al haberse conseguido desde fuera del Gobierno central y autonómico, y tras una renovación no exenta de problemas (Lugo) que aparece ahora respaldada por una mayoría del votante popular. Y especialmente por el votante urbano: pese a la menor participación, el PP ha incrementado sus votos absolutos en las ocho ciudades (22.746 votos y diez concejales más que en 2003). El Partido Socialista, por su parte, ha mejorado en un 2% (25.208 votos) sus resultados en las anteriores municipales. Una subida que se traduce en un potencial incremento de poder local: con la renovación de los pactos del 2003 (alcaldía para el socialista o nacionalista más votado), el PSOE encabezaría el gobierno de siete de las ocho ciudades y de la Diputación de Lugo. El BNG, en fin, gracias a su capacidad desde el Gobierno para presentar listas en todos los municipios gallegos, mantiene ahora (19,15%) su porcentaje de voto del 2003 (19,41%), rompiendo la inercia de las últimas autonómicas, en las que el descenso fue espectacular (del 22,6% al 18,7%). Y la ausencia de mayorías absolutas en las ciudades y las diputaciones le hacen más imprescindible que nunca para que los socialistas puedan gobernar.

Para los de la botella medio vacía (y que se quieren superar) los resultados indican que el Partido Popular no ha alcanzado la mayoría en las tres ciudades que gobernaba, y la pérdida de un gobierno provincial. La subida, importante, en el voto urbano, no ha compensado la bajada en las villas y localidades intermedias, lo que explica el descenso del 1,65% en su voto total respecto a 2003. De la misma forma, pero en sentido inverso, si los socialistas suben y los nacionalistas aguantan es porque han sido capaces de mejorar en la Galicia no urbana, porque en la que sí lo es la caída es destacable en un caso (el socialista: 11.726 votos menos, lo que representa el 3% sobre su voto total), y en el otro es muy llamativa (el BNG pierde 29.368 votos en las 8 ciudades, el 10% de su voto total en estas elecciones). Si esta tendencia se corresponde a una percepción desde las urbes de que todo ha cambiado (los gestores) para que todo siga igual (la práctica que ellos mismos tipificaban de "clientelar"), esas pérdidas de voto urbano deberían hacer reflexionar. Pueden, también, surgir conflictos en la formación de coaliciones, porque al ser tan abrumadora la hegemonía socialista no resultará tan fácil como en otras ocasiones intercambiarse las alcaldías en uno y otro lugar. Y si, como decía el ilustre socialista francés Guy Mollet, "la coalición es el arte de llevar el zapato derecho en el pie izquierdo sin que salgan callos", quedará por ver si en la larga marcha posterior surgen callos que dificulten el caminar.

Hay, en fin, resultados para todos. Tras una campaña un tanto terrorífica y poco edificante, la ausencia de mayorías absolutas parece indicar que la sociedad demanda cada vez más capacidad para llegar a acuerdos. Pero no sólo para el reparto de puestos de gobierno entre los partidos situados en segundo y tercer lugar: puede interpretarse, a la vez, como una demanda de consenso con la fuerza mayoritaria en los temas de interés general. Y son ya muchos los temas de interés general pendientes de acuerdo en los ámbitos local y autonómico en los que hay que impulsar mejoras que, de serlo por consenso, serían mejoras paretianas de las de verdad: buenas para todos.

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