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El imposible bebé a la carta

El bebé a la carta es un espejismo. Aunque el Código Civil no especifica la diferencia de edad máxima entre padres e hijos adoptivos, las comunidades establecen una horquilla entre los 40 y 45 años para la adopción internacional. En Madrid, los padres o madres con 44 años (o con esa media entre ambos cónyuges), deben prohijar un niño de cuatro. En Castilla y León, donde el límite es de 43, podrían adoptar uno de dos años.

Andalucía, Cataluña, la Comunidad Valenciana y Madrid son algunas autonomías con más niños tutelados. Capítulo aparte lo constituyen Ceuta y Melilla, debido al flujo migratorio. Aunque ese volumen no siempre tiene un reflejo adoptivo, en Andalucía se ha pasado de 137 adopciones nacionales en 2005, a 192 en 2006. Un leve repunte, con 77 niños mayores de tres años susceptibles de ser adoptados en el mismo periodo.

En 2006 en la Comunidad Valenciana se formalizaron 119 adopciones nacionales, con 54 niños mayores de tres años y cuatro de más de nueve. Ahora hay seis niños entre 9 y 16 años, tres de ellos hermanos, en condiciones de ser adoptados.

En Madrid los bebés llegan a cuentagotas y las listas de padres están cerradas hasta agotar las ya registradas. En 2006 se tramitaron 108 adopciones nacionales, un 14% menos que en 2005. En Cataluña, en 2006 hubo 143 adopciones y se plantearon 128 acogimientos preadoptivos. La consejera Carmen Capdevilla, además, quiere agilizar el proceso y remover obstáculos: el bien superior del niño pasará por encima de los derechos de la familia biológica

Opción simultánea

La Rioja ha aprobado una norma interesante: las familias pueden optar simultáneamente a la adopción nacional y la exterior. ¿Por qué poner barreras? La vía nacional ha crecido. En 2006 se produjeron siete acogimientos preadoptivos y se resolvieron 15 solicitudes de adopción (de las 26 cursadas). A la vez se tramitaron 57 solicitudes de adopción internacional, y se aprobaron 52. La proporción entre ambas vías es más equilibrada que la media nacional.

La jurista Blanca Gómez y la psicóloga Ana Berátegui apoyan "la cultura del acogimiento, afianzada en Reino Unido. En España se ofrecen menos familias para acoger por la sensación de provisionalidad y la necesidad de mantener contacto con la familia biológica". Jesús Palacios sugiere la fórmula de "la adopción abierta", aprobada en Nueva Zelanda, para los casos difíciles. "El niño cuenta con dos familias, la de origen y la que le cuida", dice. No es fácil. Pero es mejor que no tener ninguna.

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