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PAÍS VASCO | Elecciones 27M

Batasuna regresa con fuerza a sus feudos de la mano de ANV, y el PNV retrocede

El PSE mejora posiciones en Guipúzcoa y Álava, mientras el PP puede perder las instituciones alavesas - El partido de Imaz es el principal afectado por la presencia de las listas 'abertzales'

Batasuna ha logrado su objetivo de regresar a las instituciones locales del País Vasco y Navarra bajo las siglas de conveniencia de ANV, un partido histórico prácticamente inactivo hasta ahora. Gracias a las 135 candidaturas que no fueron impugnadas por el Gobierno, la izquierda abertzale retorna con fuerza a la mayoría de los municipios que controlaba hasta 1999, sobre todo en Guipúzcoa y el norte de Navarra.

Pese a ello, la izquierda abertzale continuó ayer la campaña de acoso y hostigamiento que ha desarrollado durante las últimas semanas contra los candidatos de los demás partidos. La llevó hasta la entrada de los colegios electorales, y en algunos casos a pie de urna, ante la pasividad de la Ertzaintza, que sólo practicó una detención en Bilbao.

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La elevada abstención (39,74%), 10 puntos por encima de los comicios locales precedentes, y que afectó de forma diversa a las formaciones en liza, fue la otra nota destacada del día.

Con el cien por cien de los resultados escrutados, el PNV revalida su condición de primera fuerza en la comunidad autónoma. Pero, exceptuando su hegemonía en su plaza fuerte tradicional de Vizcaya, el partido de Josu Jon Imaz sufre un apreciable retroceso en Álava y Guipúzcoa. Se debe al efecto combinado de la presencia de las listas de la izquierda abertzale, ausentes hace cuatro años, y de la decisión de Eusko Alkartasuna de probar sus fuerzas en solitario, que ha tenido efectos catastróficos para el partido de Begoña Errazti y, de rebote, para su ex socio. En el caso de Guipúzcoa se aprecia también el desgaste que ha supuesto para los peneuvistas la renuncia forzada de su primer candidato a diputado general, Jon Jauregi, tras desvelarse que ocultó al fisco parte de su amplio patrimonio inmobiliario, y el escándalo de la apropiación de fondos públicos en la oficina de Hacienda de Irún.

Pese a denunciar hasta el último día las elecciones como un "pucherazo", el entorno de Batasuna ha trabajado a fondo para allegar el mayor número de votos posible a las candidaturas de ANV que no fueron impugnadas por el Gobierno, y por dar contenido político a las papeletas nulas dirigidas a las 133 listas que fueron anuladas. Si los pactos entre otras fuerzas no lo impiden, la izquierda abertzale podría recuperar hasta una treintena de las 63 alcaldías que llegó a tener en 1999 en el País Vasco (44) y Navarra (19). En el conjunto de ambas comunidades obtiene más de 400 concejales y en Euskadi gana con mayoría absoluta en 17 municipios, entre ellos Oiartzun y Hernani, y en otros 14 se alza como la lista más votada, incluidos Mondragón o Usurbil. Aunque la recuperación de estas plataformas de poder local es una baza importante para Batasuna, está por ver la capacidad de maniobra que va a tener la formación ilegalizada para actuar políticamente por medio de los cargos electos logrados con las siglas de ANV.

El PSE es el otro partido que avanza más posiciones y más se beneficia de la rotura de la colaboración entre el PNV y EA. La formación de Patxi López, frente a la estrategia del PP de debilitar su posición colocando la política antiterrorista en primer plano, mejora considerablemente sus resultados, especialmente en Guipúzcoa y Álava, donde se aúpa como primer partido en las municipales, así como en algunas zonas de Vizcaya. Con esos resultados se hace factible el cambio de poder en las instituciones alavesas, desplazando al PP. El PNV recuperaría la Diputación de Álava, mientras que el PSE gobernaría por primera vez el Ayuntamiento de Vitoria.

El PP, por su parte, pierde 59.300 votos y, aunque conserva su poder municipal, retrocede en otras instituciones donde tenía presencia. Ezker Batua rentabiliza la alianza con Aralar, aunque no con la pujanza que esperaban.

El presidente del PNV, Josu Jon Imaz, en el momento de votar en San Sebastián, hostigado por varios radicales con carteles.
El presidente del PNV, Josu Jon Imaz, en el momento de votar en San Sebastián, hostigado por varios radicales con carteles.JESÚS URIARTE

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