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Reportaje:Llodio | Elecciones 27M | Cuatro miradas territoriales

La necesidad de un renacimiento

Pedro Gorospe

Llodio, la segunda localidad alavesa, con algo más de 18.000 habitantes, se ha desentendido tradicionalmente en lo político de su pasado industrial. Más parecida en ello a la Margen Izquierda del Nervión, como una extensión de la pasada grandeza siderúrgica vizcaína, sin embargo, ha sido un vivero nacionalista, elección tras elección. Las diferentes denominaciones de la ahora ilegalizada Batasuna, y el PNV, se han ido repartiendo el primer sillón municipal, dejando al resto de las fuerzas en segundo plano. Forman la actual corporación 10 ediles de la coalición PNV-EA, tres del PP, otros tantos del PSE y uno de Ezker Batua.

La izquierda abertzale, que gobernó la localidad en tres mandatos bajos las sucesivas siglas de HB y EH -de 1979 a 1983, de 1987 a 1991 y entre 1999 y 2003- pude volver ahora al juego municipal, e incluso ser determinante para la configuración de las nuevas mayorías- ya que la liusta de ANV no ha sido anulada por los tribunales. El PP ya ha asegurado que apoyará al candidato socialista si ello es preciso y ANV es la fuerza más votada.El péndulo nacionalista oscila así entre los independentistas, a los que tradicionalmente ha encabezado Pablo Gorostiaga, alcalde por EH hace ocho años, y el PNV, entre cuyos primeros ediles ha estado el actual lehendakari, Juan José Ibarretxe, alcalde entre 1983 y 1987.

La segunda localidad alavesa precisa otro empuje tras superar las heridas del pasado

Llodio ha salido de la mala situación económica y de desempleo en que quedó con los mandatos abertzales, pero no ha recuperado el atractivo suficiente como para crecer demográficamente y para que sus jóvenes se queden en la localidad. Entre 1991 y 2006 ha bajado de 20.475 vecinos a 18.478, que sufren unos precios de pisos muy elevados. Las empresas, algunas de ellas tractoras de la economía local como Tubacex o Vidrala, y otras más nuevas, pero igualmente importantes como Aplica y Spiuk o Acha, no tienen suelo para crecer. Llodio ha llegado a su límite.

Tras el esfuerzo para sobreponerse a las heridas del pasado, como la gran riada -el Nervión lo arrasó todo en 1983-, la desindustrialización -el cierre de Acenor dejó en el paro a 3.000 trabajadores- o la violencia -el cuartel de la Guardia Civil ha sufrido tres atentados, el último de ellos en 1989 con 150 kilos de explosivo-, el pueblo necesita un nuevo impulso.

Todos los partidos han hecho campaña con ese planteamiento: viviendas protegidas para los jóvenes y suelo industrial y de servicios. De todas las propuestas, quizás la más sorprendente ha sido la socialista, cuyo candidato a alcalde, Juan Antonio Larisgoitia, ha revolucionado a la localidad con un plan para construir 1.000 viviendas protegidas a un precio de 150.000 euros, además de un polígono industrial cualificado y un área de servicios con centro comercial y edificio emblemático. "Tenemos que devolverle el color a Llodio, y a los jóvenes las ganas de quedarse", señala.

El actual primer edil y candidato del PNV a la reelección, Jon karla Menoyo, apuesta por el desarrollo del Plan General de Ordenación Urbana, la construcción de un teatro y el soterramiento del tren para el cuatrienio 2011-2014.

Carlos Urquijo, del PP, coincide en la necesidad de las viviendas protegidas, e instalar un sistema de recogida neumática de basuras.

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Sobre la firma

Pedro Gorospe
Corresponsal en el País Vasco cubre la actualidad política, social y económica. Licenciado en Ciencias de la Información por la UPV-EHU, perteneció a las redacciones de la nueva Gaceta del Norte, Deia, Gaur Express y como productor la televisión pública vasca EITB antes de llegar a EL PAÍS. Es autor del libro El inconformismo de Koldo Saratxaga.

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