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Crítica:Feria de San Isidro
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Doblete

Ya hablamos de las corridas de rejoneo en la crónica del veinte de mayo, cuando Diego Ventura, ayer sustituto del insustituible Hermoso de Mendoza, abrió una de las siete Puertas Grandes que desde el último domingo de Resurrección hasta que lo que va de feria, son prueba pericial de otra resurrección constatada y contrastada: la de las fiestas de toros. Pues ayer, día lluvioso y desapacible, de temperaturas inclementes para estas fechas de mayo, y con tres rejoneadores en el cartel, la plaza estaba llena, y no eran todo extravagantes y ridículos fans de Michael Jackson o de Paris Hilton. Tampoco estaban todos los cabales. Cierto. Ni falta que hace. Madrid, en estas corridas, adquiere durante dos horas, una condición excepcional de fiesta y pueblo, de plaza despreocupada, festiva y ligera, de palmas, pellizcos y gritos de noria, que son muy de agradecer en feria y ciudad tan mastodóntica y proclaman la otra cara de la moneda. Tan madrileña como la circunspecta y un tanto farsante. Y uno -que no niega sus claras preferencias por el toreo a pie- se sorprende de la cantidad de gente que a su alrededor, en un barrio que es casi el centro geométrico de la ciudad, rodeado de asfalto, edificios, avenidas, antenas, coches, furgonetas y semáforos, habla con conocimiento, criterio y propiedad, de caballos, como si fueran gentes criadas, vividas y curradas en el campo o residieran entre Alcalá de los Gazules y Jerez de la Frontera. También esto es Madrid. Menos mal. Sólo faltaba que luciera el sol.

Bohórquez/ Bohórquez, Cartagena, Ventura

Toros de Fermín Bohórquez. Nobles. Sosos 1º, 3º-que manseó- y 4º. Fermín Bohórquez: rejón y tres descabellos (palmas); rejón trasero (silencio). Andy Cartagena: media en lo alto (vuelta); rejón en lo alto (oreja). Diego Ventura: rejón algo trasero y caído (oreja); pinchazo y rejón fulminante (dos orejas). Plaza de Las Ventas, 25 de mayo. 15ª corrida de abono. Lleno.

Ventura es puro ímpetu. O abría la Puerta Grande de nuevo o reventaba. A sus dos toros los esperó en toriles y al tercero lo llevó en la cola corriendo por la plaza, y tras cambiar de caballo, el poderoso Trincherazo lo llevó en los flancos, jugando por dentro, aun con rejón trasero y banderilla baja. Brincaba espectacular Diego con los toros, pero las suertes tienen su sitio, y sólo el tercer palo, entre bailoteos, entró en lo alto; el resto, bolillos caídos a un costado. Fácil con ambas manos; el teléfono, rosas entre regates y un rejón final trasero y caído dieron una oreja del bicho agotado. Inercia del triunfo pasado. En el sexto, sin embargo, toreó a ley. Se quedaba un poco y, entre quiebros y mimos, lo fue mejorando, lo llamó de rodillas, clavaba en lo alto, y público y jinete querían Puerta Grande. Había alegría y fiesta, y de frente, con zalamería, le hizo llegar y le dio el quiebro más partido de la tarde. Con el bayo Méjico giró como peonza, puso cortas y pinchó el de muerte, que se partió y, tras segundo intento, se hizo con dos trofeos.

Andy Cartagena toreó excelentemente al segundo, que trotaba obediente tras los pencos con el hierro arriba, y cuando salió Magno, arriesgando el costado y la cola en las astas, la excitación de la carne cercana le recordó su casta. Andy, toreando a distancia inverosímil, oía palmas en los palos y arrebatos en los "violines". Pero dio demasiadas vueltas al toro, hasta marearlo, que quedó exhausto y quieto en las banderillas cortas. Por eso costó arrancarle para el rejón de muerte, que, con la mitad en lo alto, sirvió. Media plaza sacó el pañuelo y la otra media vociferaba al presidente, que no concedió el trofeo. Trofeo que se compensó en el quinto, pese a que la labor fue de menos enjundia. Fue un toro soso, al que tuvo que azuzar, hábil, desde un fino alazán, y luego lo llevó en semicírculo por las tablas, templado y de costado. Cuando sacó a Brujo, un tordo espectacular con el que clavó semigirado, hubo palmas de todos los ritmos. Tiene Andy habilidad y delicadeza, pero estuvo despegado, marró en cortas y, sin embargo, lo fulminó de un rejón en lo alto. El público, bondadoso, pidió la segunda oreja.

Bohórquez -parece mentira- tuvo el peor lote: ambos sosos y el cuarto manso. A su primero le dio una lidia clásica, bien toreada, con todos los castigos reunidos en un pañuelo; faena que hubiera merecido mejor suerte de haber tenido el toro gas y no haber descabellado. En el cuarto, salió Fermín con Perla, una rubia de quitar el hipo, y lo esperó junto al portón. La esquivó Bordador, que buscó las tablas y se dio tres vueltas con trote filosófico. Costó fijarlo: soso y sin codicia, lo movía con dificultad el jerezano, en cuyo honor, en contrabarrera, media docena de seguidores se pimplaron otras tantas de Tío Pepe y una fuente de jamón en el tiempo que duraron las banderillas. Cuando cayó, la banda, siempre atenta a cualquier contingencia, atacó Mi jaca.

El rejoneador Diego Ventura hace la suerte del teléfono durante su ffaena de ayer en Las Ventas.
El rejoneador Diego Ventura hace la suerte del teléfono durante su ffaena de ayer en Las Ventas.MANUEL ESCALERA

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