Indicios y simulacros
Un rayo provocó ayer lo que un grupo de acusados no logró con su huelga de hambre, es decir, la interrupción del juicio. Antes, siguió el desfile de peritos. En algunos casos, el de las huellas dactilares, la aportación de material probatorio está fuera de discusión. Ahora bien, cuando se trata de determinar otras cosas, como la cantidad de explosivos que pudieron tener en sus manos los líderes de la matanza, no se trata más que de un simulacro. Todo lo lógico que se quiera, pero simulacro al fin.
Los peritos de la Guardia Civil estiman -es una estimación- que la banda de Jamal Ahmidan, El Chino, y Serhane El Tunecino pudo reunir un total de 312,5 kilos de dinamita procedente de minas asturianas.
Los peritos calculan que la banda de El Chino utilizó en la matanza 312 kilos de dinamita
Son estimaciones, pero hay información precisa sobre el transporte de los explosivos
¿Cómo llegan a esta cifra? Por las bolsas y mochilas que los dirigentes del grupo terrorista adquirieron en el centro comercial Carrefour de Avilés aquel fin de semana en el que tuvo lugar el robo de explosivos en la mina Conchita, y calculando las bolsas que trasladaron los acusados Sergio Álvarez, Antonio Iván Reis Palicio y El Gitanillo.
Los policías creen que 270 kilos fueron enviados a Madrid el 28 y 29 de febrero de 2004 por los tres dirigentes del núcleo duro: Jamal Ahmidan, Abdennabi Kounjaa y Mohamed Oulad Akcha. Otros 25 kilogramos fueron transportados por Sergio Álvarez en la bolsa que trasladó en autobús, bastante tiempo antes, el 5 de enero de ese año; y el resto del explosivo llegó a Madrid en el viaje que hizo Antonio Iván Reiss Palicio el 9 de enero y el realizado por El Gitanillo, a finales de dicho mes.
Hay información precisa sobre la presencia de algunos de estos personajes en carretera. Los peritos sometieron a prueba, por ejemplo, la declaración prestada por El Gitanillo, con el pago de peajes hechos en la autopista durante el fin de semana del 28 y 29 de febrero. ¡Bingo! También verificaron la compra realizada en un hipermercado asturiano por los terroristas en esta fecha en la que adquirieron tres macutos y tres mochilas y con las declaraciones de Álvarez y Reiss. Otra vez bingo.
Pero tuvieron que apelar al simulacro de hacer diversas pruebas con una mochila similar a la que trasladó a Madrid el acusado Sergio Álvarez -quien declaró ante el tribunal que pensaba que llevaba cd's piratas- gracias a la descripción que éste les hizo de ella; los peritos han explicado que probaron introduciendo hachís y dinamita Goma 2 Eco, y dedujeron que eran 25 kilos de dinamita por el tamaño y peso que describió el acusado.
Respecto a la bolsa transportada por Reiss, quien pensaba que llevaba hachís, los expertos hicieron las pruebas con los mismos parámetros, pero no pudieron llegar a una conclusión sobre el peso del explosivo que supuestamente transportó. Los peritos descartan que llevara hachís porque un "consumidor de hachís percibe el olor del hachís". Uno de los peritos explicó: "Yo creo que si hubiera llevado hachís lo percibiría cualquier persona". Con todo, el presidente del tribunal, Javier Gómez Bermúdez, señaló que si fuese por peso no se puede considerar incompatible que las bolsas pudieran transportar hachís.
El problema con estos peritajes es siempre el mismo: se basan en una deducción de lo que pudo ocurrir. No representa, por tanto, un material probatorio fundamental. Tiene un carácter especulativo como cualquier simulacro. Y son normales en cualquier juicio.
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