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Reportaje:Cara B | Elecciones 27M

Candidato de ladrillo y tierra

Xoán Gato, alcalde de Narón desde 1985, aspira a consolidar Terra Galega, su nuevo partido, para ser llave en la Xunta

Vayamos primero con el hombre, que nació antes que el político Xoán (o Juan según el folleto que se lea) Gato, alcalde de Narón desde 1985. Nació hace 61 años en Ferrol, en el lugar de Os Corvos. Su padre, trabajador de Bazán, murió cuando él tenía 13 años y su madre, panadera de la calle Galiano, lo siguió cinco años después.

Con 18 años, Xoán, que entonces era Juan porque vivía Franco, se quedó solo en el mundo. "No tenía familia. Me las tuve que apañar", matiza el aludido. Pero los que pasaron a mejor vida no eran sus padres biológicos: "A mí me adoptaron. Lo supe tiempo después y sólo llegué a conocer a un hermano de mi madre. Tengo una historia familiar compleja".

Estudió Graduado Social y se buscó la vida en la ferrolana Península Maderera, donde descubrió su vocación política por el señuelo del sindicalismo y la represión. Cuando candó Península Maderera se buscó los garbanzos en Astano, pero como la reconversión de 1988 lo trasladaba a Mallorca, aceptó 6 millones de pesetas de indemnización y se quedó en Narón.

"A mí me adoptaron. Lo supe tiempo después. Tengo una historia familiar compleja"
"Estoy favor de conservar zonas naturales, pero así no podemos apostar por un turismo de calidad"

A este concello, al que en Ferrol llamaban despectivamente "de portas a fóra", llegó por su mujer. En Xubia se casó y nacieron sus hijos: el varón es informático y las dos hijas trabajan en la floristería de la madre. "Con la indemnización monté invernaderos, cultivé 3.000 metros cuadrados de claveles, clavelinas, gladiolos... Con otros compañeros monté una cooperativa de flores que llegó a tener más de tres hectáreas de invernadero. Así estuve 12 años, hasta que me fui por ser ya mayor", apunta. De esa etapa le queda la floristería de su mujer.

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Cuando Xoán Gato consigue la alcaldía, Astano y la comarca de Ferrolterra estaban en una crisis desmoralizante: "11.000 hombres a la calle. Todo se hunde". En Ferrol se agarran al "a Dios rogando", pero él confía más en "con el mazo dando". "El mazo es un plan de ordenación urbana que prevé la creación de 3 millones de metros cuadrados de suelo industrial, crecimiento urbanístico, vías de comunicación... Cambiamos el rol de este pueblo con 350 empresas y 7.000 puestos de trabajo creados. Lo convertimos en la capital económica y comercial de Ferrolterra y en uno de los pocos concellos que crece en población, con una pirámide demográfica muy ancha por abajo".

Muchos critican sus modos caciquiles, difunden el rumor de que para instalarse en Narón hay que pagar mordida. "Me da igual lo que digan, sólo quiero que el pueblo crezca", responde antes de entrar en un mitin en Sedes. Lo lleva su mujer en un Suzuki. Él conduce "un Mercedes de segunda mano. Vivimos bien, en casa entran dos sueldos. En total, 4.000 euros".

Su receta para reflotar un pueblo es sencilla pero no se aplica: "Facilidades para los empresarios, no económicas, sino de gestión. Un proyecto en Narón no pasa de tres meses, somos ágiles y la alfombra se la ponemos al empresario. Otros concellos se la ponen al funcionario y el que crea empleo tiene que esperar años". Gato llama a todas las puertas: "Ahora estoy con Ikea. Le he ofrecido 700.000 metros porque decían que no había suelo industrial en Galicia".

De la Xunta opina que está entorpeciendo el crecimiento de los ayuntamientos con la prohibición de dos años para construir a menos de 500 metros de la costa. "Están creando inseguridad jurídica, aunque a nosotros nos da igual. Tuvieron dos años para resolverlo con un anteproyecto y tres meses para presentar alegaciones. Estoy a favor de que se conserven las zonas naturales, pero así no podemos apostar por un turismo de calidad en vez del de bocadillo. Hablan de las maldades del ladrillo sin un proyecto para el mundo rural. Ni se puede instalar un huerto solar y empresarios de Narón lo están haciendo en Cáceres".

Ahora emprende nueva aventura abanderando las siglas de Terra Galega, que se presenta en 63 ayuntamientos. Ha estado en el PSG de Beiras y en Esquerda Galega de Camilo Nogueira. Vinculado desde siempre al galleguismo, se refugió "en la trinchera, como muchos, para demostrar que se pueden hacer otras cosas".

Terra Galega, con un logotipo "por casualidad" gemelo al del PNV, aspira a colarse en las diputaciones "para que los derechos no sean favores. Es un escándalo los 700.000 euros que cobra un diputado al año". En las próximas autonómicas aspiran a ser "llave de la Xunta con dos o tres parlamentarios porque Galicia necesita a este partido ya que gobierna un matrimonio que no duerme junto y debe de tener uno miedo del otro. Tarde o temprano, tendrá que sumarse el Partido Galeguista".

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