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Violencia en Oriente Próximo

Los combates vuelven a las calles de Líbano

Casi 50 personas mueren en choques armados entre el Ejército libanés y una milicia palestina

Un conflicto interno estalló ayer en Líbano de nuevo con una virulencia desconocida desde el 14 de febrero de 2005, cuando el ex primer ministro Rafik Hariri fue asesinado en un atentado en Beirut. Tampoco se producía un choque armado de esta envergadura desde el fin de la guerra civil que ensangrentó el país entre 1975 y 1990. En el conflicto del pasado verano se produjeron bombardeos israelíes, pero no combates civiles.

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Al menos 48 personas -23 soldados, 19 milicianos de Fatah el Islam y seis civiles- murieron ayer en la norteña Trípoli y en el campo de refugiados palestinos de Nahar El Bereda, cerca de esta ciudad. Esta vez no se trata de asesinatos de líderes políticos, fue una batalla en toda regla.

En el último año siempre se escuchaba hablar en Líbano de lo que se gestaba en el norte. Fatah el Islam, una organización fundamentalista vinculada a Al Qaeda y que opera en ese campo de refugiados, en el que viven 40.000 personas, y el Ejército libanés -que no podía intervenir en los campos palestinos desde 1969 por un acuerdo de los países árabes- se enfrentaron a muerte.

Las autoridades de Beirut han decidido dar un paso al frente. Ya acusaron a este grupo del ataque terrorista que mató, en febrero pasado, a tres civiles en un pueblo cristiano en la región de Bikfaya, el feudo cristiano de varias de las familias más prominentes del país, muchas de las cuales apoyan al actual Ejecutivo de Fuad Siniora.

Durante la noche, una violenta explosión sacudió el barrio cristiano de Ashrafieh, en el este de Beirut. Un coche bomba, según varios testigos, detonó junto a un centro comercial, y causó la muerte de una mujer de 63 años y heridas a 10 personas. El estallido pudo oírse en numerosos barrios.

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El Gobierno insiste en que los crímenes políticos perpetrados a partir del asesinato de Hariri son orquestados por el régimen sirio. Ahmed Fatfat, ministro del Interior, lo reiteró con toda nitidez: "Hay alguien que intenta crear el caos para mandar este mensaje a la opinión pública mundial: 'Si el tribunal se establece, habrá problemas de seguridad en Líbano". Aludía Fatfat a la creciente presión del Gobierno de Siniora para que Naciones Unidas imponga la constitución del tribunal que deberá juzgar el magnicidio de Hariri. A juicio del Ejecutivo libanés, no hay duda: Damasco es el padre de los atentados e instiga y protege al grupo palestino. Siria cerró inmediatamente dos de sus pasos sus fronterizos, aunque mantuvo abierto el principal de ellos.

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