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Nuevos instrumentos de inversión

Ejecutivos discretos, millonarios... y jaraneros

Claudi Pérez

El cancerbero era el perro de tres cabezas que guardaba la entrada del Hades, el infierno griego; una de esas cabezas estaba despierta en todo momento. A Stephen Feinberg siempre le gustó esa idea. Cuando en 1992 decidió fundar su propio fondo de capital riesgo, con 10 millones de dólares, lo bautizó como Cerberus, justamente esa figura de la mitología griega. Feinberg nunca fue muy amigo de los focos: hijo de un vendedor de acero y criado en un barrio de clase media de Nueva York, poco se sabe de este hombre que vive modestamente en un apartamento de Manhattan junto a su familia. Entusiasta de los camiones, las motocicletas y de pasar desapercibido, no va a tener más remedio que ver su nombre en los periódicos a partir de ahora: su fondo acaba de tomar el control de Chrysler.

Feinberg no es rara avis en el universo del capital riesgo. Es millonario y tiene un perfil público bajo; así son también la gran mayoría de los magnates de esa floreciente industria. Stephen Schwarzman, fundador de Blackstone, ha amasado una fortuna de 2.600 millones de euros. Creó la firma en 1985 con apenas cuatro empleados y 300.000 euros y hoy tiene un conglomerado con intereses que van desde Deutsche Telekom a farmacéuticas y empresas de gran consumo. Schwarzman tampoco es muy dado a las apariciones públicas, aunque su 60º cumpleaños fue sonado: montó una fiesta con Rod Stewart como crooner a la que asistieron políticos, multimillonarios y hasta la Iglesia, representada por el cardenal de Nueva York.

Grandes celebraciones

Esos rasgos se repiten en casi todos los ejecutivos del capital riesgo. David Bonderman, fundador de Texas Pacific Group -en la puja por Iberia- viste camisas arrugadas y calcetines de colores chillones. O al menos eso se dice de él: lleva una vida discreta, alejada de la atención mediática y de los cenáculos de Wall Street. Aunque también le gustan las grandes fiestas: no hace mucho celebró su cumpleaños en Las Vegas en un evento amenizado por los Rolling Stones y Robin Williams.

Los grandes ejecutivos del capital riesgo se parecen a los de hedge funds -fondos incluso más especulativos- en la cuenta corriente y en esa querencia por las celebraciones. Pero no todo son similitudes. La BBC británica informaba esta semana de un concierto de rock exclusivo, al que asistieron 500 gestores de hedge funds en Londres. Así se presentó Saleem Siddiqi, fundador de uno de esos fondos: "¡Aquí hay gente a la que he hecho multimillonaria, estos son mis chicos!". Algo impensable en el caso de Stephen Feinberg, por lo menos.

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Sobre la firma

Claudi Pérez
Director adjunto de EL PAÍS. Excorresponsal político y económico, exredactor jefe de política nacional, excorresponsal en Bruselas durante toda la crisis del euro y anteriormente especialista en asuntos económicos internacionales. Premio Salvador de Madariaga. Madrid, y antes Bruselas, y aún antes Barcelona.

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