Gentes del mundo
Niepce, que vio usurpado su descubrimiento de la fotografía por el hijo de corsarios hendayeses Daguerre, o el propio Fox Talbot inventor del negativo, no podrían menos que asombrarse con la deriva universal del uso fotográfico. Olvidadas están las premoniciones catastrofistas del poeta Baudelaire con respecto a la nueva forma de construir imágenes. Primero se le ofreció un espacio primordialmente funcional y documental. Ahora ha ocupado por completo la galaxia del arte.
Se ha mestizado -otros dirán corrompido- con las distintas disciplina de expresión plástica. Los creadores visuales manejan y combinan a su antojo todas las técnicas. Los soportes argénticos han dejado sitio a la velocidad digital. Con todo y más, siempre queda quien se convierte en guardián de algunos procedimientos de antaño.
Es el caso de Isabel Muñoz (Barcelona, 1950) que hace perdurar los tirajes en platino, conocido también como platinotipia, o los papeles de albúmina. Esto no impide que recurra a procedimientos actuales de los que nadie puede abstraerse de manera absoluta. Esta manera de hacer se constata en su exposición en la sala Kubo de San Sebastián. Se trata de una recopilación antológica donde pueden descubrirse las distintas facetas expresivas de esta mujer.
Generalmente, recurre a formatos de tamaño considerable, bien en color o en blanco y negro. Trabaja por series. Unas se llenan de contenido y critica social, otras se centran en descubrir aspectos llamativos o exóticos de distintos pueblos y gentes del mundo. De Oriente a Occidente, ha plasmado un curioso mapa de la geografía humana. El más sangrante de los que enseña es sobre la esclavitud y tráfico de niñas en Camboya. Son retratos de algunos de estos menores vendidos en los países vecinos más ricos, donde les obligan a prostituirse.
Otras series, aunque quizás demasiado vistas, corresponden a distintas tribus africanas de las que se han extraído ritos, cuerpos, rostros y tatuajes. Unas veces, desnudos, otras con trajes pintorescos, estas gentes proceden de Burkina Fasso, Surma u Omo River, en Etiopia. El Sahara oriental es el escenario de bailes árabes. Luchadores turcos ofrecen con sus cuerpos una carga sensual considerable. Una sensación que estalla con más ímpetu en los primerísimos planos de los bailarines del ballet nacional de Cuba, lo mismo que en el conjunto de Victor Ullate, o incluso en la serie Toros, donde juega con los bultos masculinos que resalta el ceñido traje de luces.
La muestra, completada por series como Flamenco o Shaolín (China), merece ser disfrutada en una visita reposada.
Isabel Muñoz. Antológica. Sala Kubo-Kutxa, Avda de la Zurriola, 1. Hasta el 24 de junio. Horarios. Todos los días. Mañana: de 11.30 a 13.30; tardes, de 17.00 a 21.00.
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