El periquito se quedó fuera
La vivienda de Roger Morales, de 33 años, se convirtió ayer en escenario de un acto de campaña. Los jóvenes de ICV-EUiA le solicitaron, aprovechando cierta confianza, que su habitáculo de escasos 40 metros cuadrados de protección oficial fuera ejemplo de la política de vivienda social que en la próxima legislatura se compromete a llevar a cabo la coalición rojiverde.
Morales no vio lo que se le avecinaba hasta que abrió la puerta de su humilde morada. Eso ocurrió cuando las cámaras estuvieron a punto y la alcaldable de la coalición, Imma Mayol, llamó al timbre, tal como indicaba el guión. Frente a los ojos del anfitrión aparecieron más de una decena de objetivos enfocándole. Detrás de fotógrafos y cámaras, se escondían otra docena más de redactores, todos a la expectativa. Nadie se quiso quedar en el rellano.
Pese a la aglomeración, los políticos encontraron en seguida un buen lugar donde poder establecer una distancia con los medios gráficos y ser bien enfocados: el sofá. La candidata ecosocialista se quedó cómodamente sentada al lado del consejero de Medio Ambiente y Vivienda, Francesc Baltasar, y la número cinco de la lista de la coalición, Isabel Ribas.
El único político que se quedó sin puesto de honor fue el líder de Joves d'Esquerra Verda y número seis, Ernest Urtasun, cuyo asiento en el pleno del Ayuntamiento de Barcelona está a expensas de que ICV-EUiA logre el sexto concejal.
Morales permaneció en pie, observando algo aturdido todo lo que acontecía. Por suerte, había desalojado a tiempo a su periquito. En el exterior, la jaula se aguantaba haciendo equilibrios en el pequeño rellano que sobresalía de la ventana. "No está nada mal. Son 40 metros por 250 euros al mes", repitió un par de veces Mayol.
En un día especialmente caluroso, nadie tuvo la oportunidad de abrir ninguna ventana. Mayol, pese al ambiente cargado, aprovechó para explicar su propuesta: potenciar el alquiler por encima de la compra, ampliando las ayudas en el pago de las rentas mensuales, beneficiando a 25.000 familias en los próximos 10 años. Todo ello, confiando en la aprobación del Pacto Nacional para la Vivienda, de la Generalitat, que es la que realiza en realidad estas aportaciones.
