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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Una mirada insobornable

Magnífica idea la de presentar en un volumen los cuentos completos de Katherine Anne Porter porque así fue como le otorgaron el National Book Award en 1965 y el Pulitzer en 1969. Ésta es una ocasión irrepetible de leer a una escritora excepcional que, en la media y corta distancia -su única y excelente novela, La nave de los locos, no acaba de redondearse, lastrada por su afán simbólico-, sólo tiene comparación con sus coetáneas Flannery O'Connor, Carson McCullers o Eudora Welty.

El volumen recoge tres colecciones de cuentos. La primera de ellas, 'Judas en flor', reúne sus relatos iniciales; en ellos se aprecia enseguida el talento de la autora; así, por ejemplo, en La cuerda o Violeta virgen pone más el acento en la anécdota que en la intención, al revés de lo que sucede en el bellísimo y sugerente Magia, o en ese espléndido relato de una agonía que es Las calabazas de la abuelita Weatherall, donde el final, que narra una mente que se va de este mundo, alcanza un resultado glorioso; lo mismo puede decirse de Judas en flor, un ejemplo admirable de retrato de un alma en vilo.

CUENTOS COMPLETOS

Katherine Anne Porter

Varios traductores

Lumen. Barcelona, 2007

720 páginas. 27,90 euros

Lo que aguarda al lector en la siguiente colección, 'Pálido caballo, pálido jinete' es la consumación del talento que alentaba en el libro anterior. Aquí hay un cuento largo que es una obra maestra: Vino del mediodía, un relato de cómo el azar levanta y hunde la vida de un hombre y su familia en un mundo rural cerrilmente prejuicioso y donde hallamos un formidable retrato de personajes. Además, Antiguas muertes ofrece una severa visión de la familia, una excelente recreación, llena de matices, de la relación de tres generaciones, muy bien medida en cuanto al uso del tiempo. En realidad los tres relatos de esta parte poseen un inteligente uso del tiempo presente y el tiempo pasado y los tres se abren con la normalidad más inmediata para dirigirse a una dura revelación, una especie de camino desde la confianza hasta el desastre. En Pálido caballo, pálido jinete encontramos una reflexión sobre la guerra, el amor y la muerte, sobre el deseo de morir y la sorpresa de vivir planteado a través de dos personalidades opuestas que caminan por el filo de la guerra sin poder evitar su destino. Es el modo en que el conflicto dramático se encarama sobre las espaldas de los personajes el que hace que estas tres novelas cortas adquieran una luz y una intensidad fuera de lo común.

La última de las colecciones,

'La torre inclinada', es un modelo de madurez expresiva. El viejo orden es un relato acerca de los valores tradicionales amenazados por las nuevas generaciones. Dos ancianas, una señora y su criada negra, que han compartido su vida afectuosamente dentro de la tremenda diferencia de clase, ven cómo sus hijos y nietos instituyen las reglas del nuevo tiempo. Porter es una estilista que utiliza una escritura compleja, rica y puntillosa, pero, además, clara. El comienzo de este relato es, ante todo, la creación de un ambiente que le permite instalar el relato en su lugar antes de proseguir con el desarrollo. El sentido del viejo orden de las cosas, las dudas sobre su realidad y su vigencia, la convicción, sin embargo, de sus vidas, dotan a estas dos mujeres de una grandeza que se resuelve en un final soberbio resuelto con una inteligente y eficiente mezcla de tiempos, fórmula ésta en la que luce siempre la maestría narrativa de la autora.

Todos los relatos de esta parte son de altísimo nivel. El camino descendente de la sabiduría está escrito desde la percepción de un niño y cuenta la corrupción de la inocencia por el egoísmo adulto como forma de educación. La torre inclinada es una historia ambientada en la Alemania prenazi, recrea el clima deprimente y angustioso de pobreza y humillación que dará lugar al nacimiento del Tercer Reich; está hábilmente asentada en las diferencias de percepción de la vida, el futuro y el dinero entre un americano pobre y libre y unos jóvenes europeos igualmente pobres, pero atrapados por la situación alemana. Porter es una intérprete soberbia de ese mundo en el que la mezquindad cohabita con los sentimientos, aunque su estudio de la represión y la maldad que nace de la exigencia o el puritanismo tiene representaciones tan felices como la de Un día de trabajo.

Este libro es un estupendo encuentro con la gran Literatura. Aunque nacida en Tejas y muy cercana al México que acoge varios de sus relatos, Porter es una escritora que participa de la gran tradición sureña del relato norteamericano. El poder de recreación de un mundo, bien familiar, bien de soledad relacionado con la familia, y la capacidad de captar lo significativo de los hechos y las relaciones -esa mirada aguda y abierta, insobornable, que le permite crear espacios llenos de verdad al compás del paso de la vida- son las grandes bazas de la autora junto con un inestimable ejemplo de lo que es la felicidad de una escritura a la que es capaz de extraer hasta la última gota de sentido.

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