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Reportaje:Cara B | Elecciones 27M

La juerga al poder

Antonio Campo, alcalde y candidato del Partido Popular en Ortigueira, quiere hace de su ayuntamiento un ejemplo de urbanismo

"A mí me gusta la juerga, las copas, las fiestas, hablar con la gente...", comenta a pecho descubierto Antonio Campo, alcalde y candidato del Partido Popular en Ortigueira. "Es juerguista, pero se lo curra. A las ocho de la mañana ya está en el Concello. Aquí vuelve a arrasar en las elecciones seguro", añade Yolanda, una camarera de la cafetería en la que el candidato ha apurado a toda pastilla un café solo para salir pitando.

Campo es un tipo extrovertido. Desde la sede de campaña instalada en La Alameda hasta el Concello se para a charlar con una docena de personas. Doce carcajadas en 500 metros. Es el gran dinamizador de este hermoso pueblo costero, aunque su verborrea le ha jugado una mala pasada. Apareció, con dos gaiteiros, en el programa en el que Pocholo Martínez Bordiú documentaba sus vivencias en Ibiza el pasado verano. "Este tipo sabe latín", afirmó el mediático Pocholo cuando Campo le dio boleta. No quiere entrar en ese tema: "Estaba de vacaciones".

"La paridad del PSOE ya la hizo mi padre. Tuvo cinco hijos y cinco hijas", dice el alcalde
"Julio Iglesias alucinó con la cena porque esto no lo come todos los días", presume Campo

En Ortigueira son muchos los que lo defienden. "Yo creo que la alcaldía le cuesta a él dinero por todo lo que hace", afirma la dueña de un céntrico restaurante que prefiere permanecer en el anonimato. El alcalde es el propietario de Pizarras Campo, con 120 empleados.

Nació en Puente de Domingo Flórez, un pueblo del Bierzo que frisa con la provincia de Ourense. Su padre, un tipo con olfato para los negocios, se estableció en Ortigueira en 1979 para explotar una cantera y el filón de la pizarra en Lombao y Rande. La aventura deparó en una saga de grandes empresarios.

"La paridad del PSOE ya la hizo mi padre. Tuvo cinco hijos y cinco hijas", comenta Campo. A continuación, suelta una risotada. Él no necesitaba enredarse en la política para medrar, pero quiso "devolver al pueblo" todo lo que le había dado: "El negocio, una mujer y cuatro hijos". En 1999 se presentó como candidato del Partido Popular y arrasó en las elecciones. Lo hizo porque no había "depuradora, polígono industrial, polideportivo, piscina, residencia de ancianos... No teníamos casi nada", explica. "La historia de Ortigueira cambió", añade Yolanda, la camarera.

En esta villa se celebra un festival de música folk que comenzó organizando la escuela de gaitas en 1978. Desapareció, como el Guadiana, durante seis años porque el presupuesto estaba a dieta rigurosa. "Cuando yo llegué el festival costaba a las arcas municipales 120.000 euros y se reunían 20.000 personas. Ahora hay un presupuesto de más de 600.000 euros, vienen 100.000 personas y no le resta un duro al concello", se jacta Campo.

Siempre lo organiza coincidiendo con los Sanfermines "porque nosotros tenemos más gente y no interesa que vengan los que van allí. A pesar de la multitud, somos un modelo de organización y de limpieza", argumenta. El festival de música folk engorda con seis millones de euros las cajas de comercios.

Como le gusta la jarana, también le ha dado una vuelta a las fiestas de Santa Marta. Se alargan los cinco últimos días de julio y, con un presupuesto de más de 200.000 euros, contrata a artistas de la talla de "Julio Iglesias, Miguel Bosé, Ana Belén y Víctor Manuel o Café Quijano, porque mucha gente no podría verlos si no los trae el concello".

Julio Iglesias se quedó sorprendido con la cena que le brindó el alcalde. "Alucinó porque eso no lo come todos los días. Matilde, mi cocinera, hizo una tortilla de patatas, bistecs empanados y cigalas de Espasante. En vinos no puedo competir con él, creo que serví Vega Sicilia".

Es una rara avis entre los políticos. Gran empresario y no ha sucumbido a la tentación del ladrillo. Pelea para conservar Ortigueira: "El plan de urbanismo que hemos presentado será un modelo, aunque ya lo somos".

Vive en una casa que le regaló su padre cuando se casó en la parroquia de Cuiña, paradójicamente con el mismo nombre que el del político defenestrado por el Partido Popular. Cuiña mitineó en la presentación de su candidatura. Es su amigo. Con el tiempo ha arreglado el galpón, su única vivienda, con piscina, bodega...

Pero lo que de verdad quiere mejorar a sus 51 años es su pueblo, sin importarle las siglas que firmen la obra reclamada para Ortigueira: "Tenía que ser el candidato del PP, del PSdeG y del BNG. Llevo muchos años vendiendo pizarra por el mundo. Los otros dos partidos sacarían más votos". Más risas. Antonio Campo está en ronda electoral.

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