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Tribuna:LA UNIVERSIDAD INTERNACIONAL VALENCIANA | APUNTES
Tribuna
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La VIU: ¿un gran proyecto?

La Universidad Internacional Valenciana (VIU en sus siglas en inglés) es una idea, sin duda, muy interesante. Que los responsables educativos de la Comunidad Valenciana enriquezcan el mapa universitario con un instrumento complementario a la oferta ya existente creo que merece el aplauso y el apoyo de todos cuantos tenemos alguna parcela de responsabilidad en la docencia universitaria y la investigación en esta Comunidad.

La VIU puede ser un instrumento importante para potenciar las relaciones de las universidades valencianas con el mundo empresarial así como su proyección exterior, nacional e internacional. La VIU puede coordinar el potencial docente e investigador valenciano de forma que se estimulen nuevas titulaciones y postgrados de calidad que, en algunos casos, podrían resultar de difícil empeño para cada universidad de forma aislada. La VIU puede poner en marcha institutos y proyectos de investigación interuniversitarios, en líneas de trabajo prioritarias para los intereses generales de la Comunidad Valenciana. La VIU, en fin, puede conseguir sacar el máximo partido del potencial docente e investigador actualmente existente, aprovechar al máximo las sinergias que se derivan de la colaboración y estimular a los mejores equipos de cada universidad al ofrecerles una plataforma extraordinaria para su proyección externa.

Ese magnífico proyecto puede arbitrarse de dos formas diferentes. La primera, prescindiría de la realidad existente, se construiría de espaldas a las universidades públicas que trabajan en el territorio valenciano, ofertaría titulaciones sin contemplar si están ya atendidas con recursos públicos, dedicaría fondos a construir un proyecto al margen de que exista ya buena parte de lo que quiere hacerse. No hace falta ser un experto para saber que esa opción sería un error manifiesto.

¿Cómo puede garantizarse calidad en los proyectos de esa hipotética universidad si no se cuenta con los mejores docentes e investigadores que ahora trabajan en las universidades valencianas? ¿Cómo puede justificarse el despilfarro de recursos públicos que significaría poner en marcha unos títulos para los que existe oferta sobrada en la Comunidad? ¿Cómo explicar que se prescinde de la red de centros que ya tienen las universidades, para construir y mantener otros nuevos al lado de los anteriores?

¿No se estaría frenando la proyección exterior, la colaboración empresarial y la investigación de calidad de las universidades valencianas, si el Gobierno presenta en esos ámbitos una institución oficial que prescinde de aquéllas? ¿No es éste un mensaje demoledor respecto a la opinión que parece reflejar la Consejería de las universidades que ella tutela y financia? Esta alternativa, amén de costosa y de dudosa calidad, supondría un freno y no un incentivo a la calidad general y a la imagen del sistema universitario valenciano en su conjunto.

Pero debemos confiar en que la propuesta sea otra. Que la VIU se construya contando con las Universidades públicas presentes en la Comunidad Valenciana. Que las nuevas titulaciones, los postgrados de calidad, los proyectos de investigación... se arbitren seleccionando a los mejores docentes e investigadores de esas universidades, sin perjuicio de la incorporación adicional de expertos de otras procedencias. Los mismos objetivos generales se pueden conseguir así con coste mucho menor y enviando mensajes claros de incentivos a la calidad en el conjunto del sistema.

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En el caso de la UNED el despilfarro de la primera opción sería aún más manifiesto, porque la VIU puede disponer desde el primer momento de la mejor experiencia nacional en enseñanza a distancia, de la más amplia oferta virtual del sistema universitario español, de la presencia de una red de Centros por todo el territorio nacional y en Europa y Latinoamérica. ¿Alguien podría entender que exista un instrumento a mano y se dedicaran enormes esfuerzos, personales y financieros, a construir una red de influencia en paralelo? Que la UNED dependa de la Administración General del estado no implica que sea ajena para las Comunidades Autónomas sino justamente lo contrario: que, gracias a ese carácter suprautonómico, ofrece a todas y cada una de ellas un instrumento potentísimo para proyectarse más allá de su concreto territorio.

Repito: la VIU puede ser un gran proyecto. Todavía estamos a tiempo de elegir entre un modelo diez veces más caro y con la décima parte de calidad y otro, el más sensato, con diez veces más calidad (de la VIU y de todo el sistema valenciano de universidades) y la décima parte de coste. A este segundo, nadie podrá negarle el máximo apoyo. El consejero y el gobierno de la Comunidad Valenciana pueden contar, si ésta es la perspectiva, con la máxima colaboración por parte de la UNED, desde el rectorado y desde los cuatro Centros Asociados y sus extensiones distribuidas por las tres provincias. Toda su red y su experiencia están disponibles. ¿Van a desperdiciarse?

Juan A. Gimeno es rector de la UNED.

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