Ferrera: "Quiero ser uno de los toreros más importantes del mundo"
El cielo de Las Ventas ha sido bastante glosado y con razón. Cada día las nubes son de naturaleza y forma distinta. Hay tardes que son algodonosas; otros días, como el de ayer, son suaves y tenues, como pensadas pare evitar el sol a los aficionados de esos tendidos. Apetece ignorar lo que ocurre en el ruedo, donde una especie de vacas lecheras grandotas llamadas cabestros no hacían ayer más que sacar de allí a toretes que no habían hecho bien los deberes. Una tarde de éstas de mayo habría que comprar una entrada exclusivamente para mirar el cielo, aun a costa de coger una importante tortícolis, hartos de mirar hacia arriba. La vuelta a la realidad del ruedo la pone un excelente par de banderillas de Antonio Ferrera por los adentros. Llama la atención el enorme grado de autoestima que muestra. Claro que, muchas veces, si no se alienta él mismo en la soledad del ruedo, quién lo va a hacer. Máxime, cuando algunos sectores de la plaza han estado pitando toda la tarde al ibicenco-extremeño. Del revolcón que sufrió en el segundo se lleva cardenales por toda la geografía de su cuerpo: "Tengo golpes en los antebrazos, los muslos... Pero yo creo que me he jugado la vida en todo momento. Lo que me ha impulsado es el instinto de superación... Estamos en la plaza más importante del mundo, pero yo también quiero ser uno de los toreros más importantes del mundo; hoy me voy con una satisfacción interior importante". El caso es que se va a hinchar de poner pares de banderillas por todas las plazas de España. Por lo menos, eso que se ha ganado esta tarde.
Esfuerzos por superarse
Es bonito ver a un hombre que ha sufrido recientemente un severo traumatismo, cómo hace denodados esfuerzos por superarlo, dudando, probando, intentándolo de nuevo, obteniendo algún fruto que no tiene eco suficiente en los tendidos. Ése fue ayer Serafín Marín en su primero: "El toro iba con la cara para arriba, sin gracia ninguna. Ha pasado el ecuador de seis que tengo en esta feria y no ha salido ninguno bueno". El cuarto -el segundo de ayer- fue medianito al menos. Por la derecha le sirvió algo al torero y acabó siendo aplaudido por su labor. Un jalón importante más hacia la normalidad plena: "Por la derecha el toro ha tomado bien la muleta, pero por la izquierda no ha querido", concluye como corolario para explicar por qué no ha podido redondear su actuación.
Un soberbio par de banderillas de Luis Mariscal, el hermano de Salvador Cortés, quien ha tomado el apellido materno, parece la señal para que éste se encorajine, aunque sólo a medias con el primer sobrero de El Cortijillo: "Yo lo he visto al toro con mucho genio. Lo bueno que tenía es que metía un poco la cara por abajo. La primera tanda por la izquierda se la ha tragado, pero luego no ha querido la muleta". Luego, vuelta a las vacas ésas grandes que llaman cabestros y a los toros malotes...
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