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La Casa Blanca, en apuros

Wolfowitz, acusado de violar las normas éticas del Banco Mundial

El comité de investigación señala que la conducta del presidente dañó a la institución

Paul Wolfowitz vive horas decisivas al frente del Banco Mundial. El antiguo halcón del Pentágono y uno de los arquitectos de la invasión norteamericana de Irak, tenía ayer previsto comparecer ante el Consejo Ejecutivo, máximo órgano de la institución compuesto por 24 países (cinco permanentes) en representación de los 185 miembros-accionistas.

El comité que investigó el caso de presunto nepotismo le acusa de violar las normas éticas de la institución, al implicarse en el aumento del salario de su novia, y alerta de que la situación creada por este asunto ha provocado "una crisis de liderazgo" que afecta gravemente a la credibilidad de la institución.

Wolfowitz calificó el informe de impreciso y desequilibrado y alegó que se omiten datos
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Wolfowitz llegó a la presidencia del Banco Mundial en junio de 2005. Según el informe, tres meses después, el presidente intervino para negociar las condiciones de un traslado involuntario de Shaha Riza (su novia desde 2001) al Departamento de Estado, también en Washington. En esa negociación, Wolfowitz logró un aumento del 36% en el sueldo de la mujer para compensar los supuestos daños profesionales causados por el cambio. El nuevo salario era de 193.000 dólares anuales exentos de impuestos.

El informe del comité concluye que el presidente entró en un "conflicto de intereses" y que la subida salarial supera "en exceso el rango estipulado en las reglas" internas. El comité recomienda que se abra un debate urgente sobre si el presidente "es capaz de proveer el liderazgo necesario" para que la institución cumpla su misión.

Wolfowitz no se inmutó ante las críticas, calificó el informe de "desequilibrado" e "impreciso" y acusó a sus relatores de omitir documentos que apoyan su posición. El presidente insiste en que las reglas internas son ambiguas y que él actuó de buena fe.

El tono y el contenido de las acusaciones que se lanzan ambas partes es tan duro que no se vislumbra una solución. No hay posibilidad de construir un nuevo consenso. Esta situación podría forzar en el Consejo Ejecutivo a aprobar un voto de censura o de pérdida de confianza.

La continuidad de Wolfowitz depende, en todo caso, del apoyo que tenga de la Casa Blanca, que la tiene, o de su disposición personal a seguir en el puesto. Estados Unidos, como principal país contribuyente del organismo, controla el 16,2% de los derechos de voto. Para que una resolución de este tipo prospere se necesita el 85% de los apoyos. Washington puede, por lo tanto, bloquearla.

Japón (segundo país con más votos, el 7,87%), Canadá y algunos africanos le apoyan. Reino Unido, Francia y Alemania quieren una solución rápida, aunque apenas controlan 13,61% de los votos. La Casa Blanca desea mantener a Wolfowitz en el cargo y acusa a sus críticos de intentar pasarle una factura por sus posiciones durante la guerra de Irak.

El directorio del Banco tenía previsto analizar ayer los detalles del informe del comité y escuchar lo que Wolfowitz tenga que decir antes de decidir las acciones que adoptará, tal vez la semana que viene. Estados Unidos quiere que antes de tomar cualquier decisión sobre el caso de nepotismo se aborde, por separado, la cuestión de la capacidad del actual presidente para seguir al frente de la institución.

El Banco Mundial es una institución creada después de la II Guerra Mundial para ayudar en la recuperación de una Europa devastada por la contienda. Después, amplió y transformó su misión en una lucha general contra la pobreza y en el desarrollo mundial. El banco financia programas que no serían rentables para una entidad privada y consigue de este modo que los Gobiernos beneficiados se impliquen en la lucha contra la miseria en sus países.

Cuando Wolfowitz alcanzó la presidencia del banco hace dos años -nombrado por EE UU (se trata de una norma no escrita por la que Europa elige, a cambio, al director del FMI)- convirtió la lucha contra la corrupción en el eje de su política, condicionando la asistencia técnica del organismo al cumplimiento de las normas del buen gobierno.

Pero esta nueva articulación de la política de ayudas se consideró por algunos funcionarios una mera tapadera de la Casa Blanca para elegir los países a los que se les daba el dinero. Así suspendió proyectos a Bangladesh, Kenia, Chad e India. Otro asunto que no agradó al cuerpo de funcionarios del banco fue que Wolfowitz impusiera a su propio equipo de asesores, entre ellos el recién dimitido Kevin Kellems, que le aislaron del resto.

Wolfowitz hizo con el caso Riza lo contrario de lo que predica. "La cuestión no está en valorar si se merecen que lo echen o no. Simplemente ha ido contra sus principios y ahora no puede utilizar la pureza de espíritu para competir con China o Venezuela", aseguran en fuentes próximas a la institución que piden el anonimato, por eso consideran que su renuncia permitirá a la institución redefinir su misión y buscar una forma más útil para colaborar con los países. "Con un presidente manchado no se van a resolver los problemas", aseguran.

Paul Wolfowitz sale de su casa ayer, en Chevy Chase, Estado de Maryland.
Paul Wolfowitz sale de su casa ayer, en Chevy Chase, Estado de Maryland.AP

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