"El puerto de Valencia no debe ser una parcela de lujo"

Amadeu Sanchis, de 35 años, con estudios de Ciencias Políticas, casado y con un hijo, deja el trabajo interno en Esquerra Unida (EU) para encabezar la lista local de Valencia. Presume de ser el primer candidato a alcalde de El Cabanyal, donde es cofrade en la Semana Santa Marinera.

Pregunta. ¿Qué espera aportar como concejal?

Respuesta. Un trabajo colectivo, de toda la organización y de los partidos que se han coaligado con EU, Los Verdes e Izquierda Republicana. Pero sobre todo lo que ha hecho desde siempre EU, ser ese vínculo que facilita a los vecinos que cualquier queja o reivindicación tenga su expresión segura en las comisiones y los plenos. Y algo que es fundamental en el siglo XXI: impregnar las instituciones del calor democrático de los movimientos sociales.

"Yo tenía 19 años cuando Barberá ganó por primera vez las elecciones y represento una nueva generación de Valencia"

P. ¿Cuál es su modelo de ciudad?

R. Nuestro modelo de Valencia es cerrado al crecimiento. Entendemos que no es necesario construir más y cargarnos la poca huerta que tenemos. Además, hay 65.000 viviendas vacías que pueden pasar a régimen de alquiler o de protección oficial para satisfacer la demanda.

P. Propone viviendas sociales a precio de coste. A los promotores no les van a salir las cuentas.

R. Será por construcción pública. Además, en Valencia hemos tenido experiencias de cooperativas, como la Vitre de CC OO, que hizo viviendas con un resultado muy satisfactorio. Sería una vivienda de iniciativa pública o de cooperativa. Eso aparte de los porcentajes de VPO, de un mínimo del 50% en suelos recalificados. La vivienda a precio de coste va también ligada al alquiler y los pisos abandonados.

P. ¿Qué medidas tomaría contra la especulación urbanística?

R. Habría que empezar por revisar los pelotazos urbanísticos como Mestalla y Tabacalera, y revertirlos. Me alegro de que el PSPV también se replantee las torres en el futuro Parque Central. No hay que tener miedo a anular algunas cosas que se hayan aprobado, la derecha lo hace siempre que llega al gobierno. Y sería interesante un recargo en el IBI para viviendas abandonadas.

P. Aboga por devolver al control público servicios privatizados. ¿Cómo lo abordaría?

R. Yo pongo como ejemplo el fracaso en Valencia de la privatización de las multas. Era un servicio de gestión pública, pasó a manos privadas y el 75% no se han cobrado. El equipo de gobierno lo reconoce, pero ha dado una prórroga a la empresa. Frente a eso, que es continuar tirando dinero público, siempre es mejor tener un control del Ayuntamiento y los ciudadanos. Es una recaudación municipal que podría destinarse a políticas sociales. Por eso la remunicipalización es clave para entender una política de izquierdas. A veces es más caro mantener el servicio privado que pagar una indemnización.

P. Prevé introducir el referéndum vinculante. ¿En qué casos?

R. En grandes eventos como la fórmula 1. El Consejo de Participación Ciudadana, también vinculante, podría decidir qué materias se someten a referéndum. A lo mejor la prolongación de Blasco Ibáñez no tendría que consultarse a toda la ciudad, pero sí a El Cabanyal-Canyamelar.

P. La campaña ha arrancado precisamente con el anuncio de la fórmula 1, vinculado por Ecclestone a la victoria del PP.

R. Desde nuestro rechazo a que las inversiones vayan a grandes eventos, instamos a que se creara una comisión con vecinos, sindicatos, la Politécnica, los partidos y ecologistas para hacer un estudio del impacto medioambiental, social y laboral del circuito. Frente a eso, nos encontramos una decisión unilateral, casi imperativa, y con una amenaza de un empresario que es una falta de respeto a la ciudadanía.

P. ¿Qué haría con el puerto tras la Copa del América?

R. Lo primero, ver qué impacto ha tenido. Luego, sentarnos las fuerzas políticas con los vecinos y decidir qué queremos para ese espacio. No debe ser un sitio privado para aparcar los yates y con viviendas de lujo, una fachada marítima con cemento, sino un sitio de descanso y ocio para todos los vecinos. El puerto no debe ser una parcela de lujo.

P. Su designación como candidato vino precedida de un fuerte debate. ¿Qué decanto la elección?

R. Son planteamientos colectivos. Yo represento a un proyecto. Hicimos una propuesta que entendimos que era de la izquierda más alternativa, más ecologista, más valencianista que podíamos presentar en Valencia, y una serie de compañeros y compañeras entendieron que eso podría representarlo yo. Lo importante es que el programa salió por unanimidad. Es lo que nos guía.

P. De ganar la izquierda, ¿cómo plantearía una negociación con los socialistas?

R. Lo que quiero asegurar es que, la investidura, Carmen Alborch la tiene garantizada, independientemente de la negociación, porque nuestra responsabilidad es tirar a la derecha. Ahora bien, una vez hecho eso, es ver las partes que son claves en nuestro programa, como la remunicipalización de servicios públicos, frenar la Valencia de los grandes eventos y, sobre todo, destinar partidas a gastos sociales. Veríamos si llegamos a un pacto de legislatura y apoyamos un programa desde fuera, o entramos con concejalías de responsabilidad en el equipo de gobierno. Eso dependería del grado de acuerdo y de la decisión de los militantes de EU.

P. Afronta una campaña marcada por el duelo de dos candidatas. ¿Cuál será su espacio?

R. Nuestro espacio es el colectivo. Sí que es cierto que Barberá y Alborch son conocidas por el 99% de los valencianos, y según alguna encuesta, yo por el 53%. Pero EU es conocida en la ciudad y por el excelente trabajo de los grupos municipales que hemos tenido. No hay concentración en la que no haya militantes de EU. Yo tenía 19 años cuando Barberá ganó por primera vez las elecciones y represento una nueva generación de Valencia.