Rice niega en Moscú que haya una nueva guerra fría con Rusia
La secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, llegó ayer a Moscú para tratar de distender las relaciones entre Estados Unidos y Rusia, marcadas últimamente por la desconfianza mutua y acerbas críticas. Aunque reconoció que las relaciones entre ambos países "no son fáciles", Rice aseguró que "no hay ningún fundamento" para hablar, como han hecho algunos analistas, de un retorno "a la guerra fría".
Rice -que hoy debe entrevistarse con el presidente, Vladímir Putin- tratará delicados temas con los que Rusia no está de acuerdo, como el emplazamiento de elementos del sistema de defensa antimisiles en Europa del Este y la independencia de Kosovo.
"Las relaciones son grandes y complejas, pero no tienen ningún parecido con la implacable hostilidad" que enturbiaba los lazos entre ambos países en tiempos soviéticos, señaló Rice. "No es un tiempo fácil en nuestras relaciones, pero creo que tampoco es una época en que cosas catastróficas las estén afectando", dijo.
La visita de Rice coincide con el comienzo de las negociaciones formales entre EE UU y Polonia para el emplazamiento en este último país de misiles interceptores que deben formar parte de un escudo nuclear, al que Rusia se opone categóricamente. Washington tiene también planes de instalar radares en la República Checa.
Moscú ve esos proyectos como una amenaza y Rice tratará una vez más de convencer a los rusos de que están equivocados y que se trata sólo "de un limitado sistema de defensa antimisil dirigido contra amenazas emergentes". Pero le será difícil conseguir que el Kremlin coopere en la realización de planes militares que cree que en realidad van dirigidos contra él.
Independencia de Kosovo
Tampoco será fácil lograr que Rusia apoye en Naciones Unidas el plan para dar la independencia a Kosovo, a la que Serbia se opone. Moscú ha insinuado que usará su derecho a veto para impedir que ese plan sea aprobado.
La visita de Rice es la primera a Moscú de un alto funcionario estadounidense después del discurso que Putin hizo en Múnich en febrero pasado, en el que criticó duramente la política de Washington. El mes pasado el Kremlin dio el primer paso concreto en respuesta a los planes estadounidenses de instalar elementos del escudo nuclear en Europa del Este al anunciar una moratoria al tratado de armas convencionales hasta que todos los países de la OTAN lo ratifiquen. Y en un discurso reciente, Putin habló de las "nuevas amenazas" en las que "como en la época del III Reich se ve el mismo desprecio por la vida humana, las mismas pretensiones de exclusividad mundial y dictado".
[Por otra parte, la ministra polaca de Exteriores, Anna Fotyga, dijo ayer que no está conforme en cómo la presidencia alemana de la UE prepara la cumbre con Rusia, porque considera que no hay suficientes garantías para el suministro energético ruso a la UE. La cumbre está convocada para el jueves y viernes en Samara].
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