El sueño europeo del Odéon
La programación del teatro parisiense exalta la idea de unión continental
Se ha repetido mil veces y mil veces se ha dicho que la afirmación era falsa, pero la idea sigue ahí: si hubiese que empezar de nuevo la construcción europea, habría que hacerlo por la cultura. La idea se atribuye a Jean Monnet, pero esa idea tiene una materialización que tendemos a olvidar: el Théâtre de l'Europe, el viejo y remozado Odéon, en pleno centro de París, uno de los escenarios más bellos del mundo y una aventura comenzada en 1983, con Giorgio Strehler al frente, sucedido por Lluís Pasqual, Georges Lavaudant y ahora por Olivier Py.
Por el Odéon han desfilado directores, actores y autores italianos, españoles, británicos, rusos, polacos, húngaros, alemanes, de la mayor parte de los países de la Europa cultural, de esa que quizás sí va de los Urales hasta el Atlántico y que se expresa en esa lengua que Umberto Eco define como propia del continente: la traducción. O los subtítulos, claro.
El nuevo responsable de la institución, Olivier Py, sabe "desde hace 40 años" que "hoy el teatro no es vector de opinión pública". Por eso su "compromiso" no es político en un sentido estricto, sino "en contra de lo virtual. El teatro resiste, como lo hacen la música o la danza, es decir, las artes más antiguas. Ir al teatro hoy es el auténtico gesto de compromiso hacia el pensamiento, la cultura, la consciencia, con una realidad que no se limita a la diversión".
Su programación para la temporada 2007-2008 se compone de 13 espectáculos, siete de ellos merecedores de la etiqueta "creación", pues se estrenarán en el Odéon, y cinco serán subtitulados pues están dichos en otro idioma. Los autores clásicos -Molière, Esquilo, Von Kleist- se dan cita, entre otros, con textos de contemporáneos como el israelí Hanokh Levin o el noruego Arne Lygre.
Los grandes actores no faltarán a la cita: Giorgio Albertazzi, inolvidable protagonista de la glacial L'année dernière à Marienbad, de Alain Resnais, será nada menos que el capitán Acab en un Moby Dick concebido por Antonio Latella; Daniel Auteuil será Arnolphe en un Molière -L'École des femmes- dirigido por Jean-Pierre Vincent. ¿Otros grandes nombres?: Nada Strancar, Bulle Ogier, Rejep Mitrovitsa o las troupes polaca de Warlikowski, húngara de Tamas Ascher o alemana de Marthaler.
¿Théâtre de l'Europe sólo en París? No, lo importante es que ese sueño hecho realidad se repite, de manera irregular, quizá con menos brillo, en otras ciudades, que existe un público dispuesto a vivir y asumir la cultura europea, a interesarse e identificarse con ella, una Europa que les parece menos abstrusa que el tratado constitucional que debía consagrar legalmente 50 años de construcción política. La temporada comenzará el 20 de septiembre y acabará el 21 de junio de 2008, con una tragedia muy especial, con una Orestíada que, según Py, "tiene un final feliz pues niega la transmisión de la culpa, la obligación de la venganza y la ineluctabilidad de la guerra". Un perfecto resumen de las bases sobre las que se ha intentado construir Europa después de 1945. Y las hallamos en una obra de teatro escrita hace 2.500 años.
Babelia
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