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Tensa cohabitación en la Consejería de Sanidad

No es ningún secreto que en la Consejería de Sanidad se ha impuestro un modelo de cohabitación a la francesa marcado por la tensión soterrada que existe entre el consejero, Rafael Blasco, y la cúpula directiva, integrada por el secretario autonómicos y los directores generales. Todos ellos son gente muy cercana al antecesor de Blasco, Vicente Rambla, que sin estridencias llevó adelante una profunda purga que, entre otros, se llevó por delante a Marciano Gómez, hasta entonces el eterno e intocable número dos del departamento.

Esta operación, que se extendió hasta buena parte de los directores de hospitales, le permitió a Rambla rodearse de altos cargos de su total confianza. A Blasco no se le ha permitido esta libertad de actuación. Llegó a Sanidad con el compromiso de vestir el traje a medida que se hizo Rambla y a poco que el nuevo consejero trató de abrocharse los botones saltaron las costuras.

El epicentro de la crisis ha sido el departamento de informática y en el intenso fuego cruzado entre la nueva dirección de la consejería y los herederos de Rambla no han faltado ni dossieres ni balas más o menos perdidas que han alcanzado al ex consejero de Sanidad, José Emilio Cervera.

Al llegar Blasco, en mayo de este año, el responsable de este área era Alfonso Jiménez, hermano del director general de Recursos Económicos de Sanidad, Eloy Jiménez, una persona estrechamente unida a Rambla. En octubre saltó a los medios la dimisión de Alfonso Jiménez. El motivo fue la insistencia por parte de la dirección de la consejería en adjudicar un concurso a una empresa que no contaba con el visto bueno de los técnicos del departamento de informática. La consejería encargó un informe externo para corregir la valoración de sus propios funcionarios aunque finalmente, ante la dimensión que tomaron los hechos, Blasco aflojó la presión y tuvo que recular. Sin embargo, las posiciones habían quedado definidas y Alfonso Jiménez abandonó de la consejería en enero. La salida forzada del hasta entonces jefe de informática no sirvió para que la herida abierta cicatrizara. Su sucesor, que curiosamente llegaba, como Blasco, de la Consejería de Territorio, dió la vuelta a informes elaborados en la etapa de Jiménez, lo que no ha sentado nada bien en los círculos más identificados con Rambla que recelan de los movimientos de Blasco.

Con las elecciones a la vuelta de la esquina, la incertidumbre del resultado que depararán las urnas y la incógnita de una hipotética continuidad de Blasco en Sanidad, no se dan las mejores condiciones para que se instale la calma en los despachos de la consejería.

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