La revuelta popular sacude a Pakistán
Al menos 34 muertos en Karachi entre partidarios de Musharraf y del presidente del Supremo destituido
El general golpista de Pakistán Pervez Musharraf sufrió ayer la mayor rebelión popular desde que hace ocho años ocupara la presidencia del país mediante un alzamiento militar. La batalla que libraba el militar contra el que era el primer juez del país, el presidente del Tribunal Supremo, Iftikhar Chaudhry, había empezado hace meses de forma larvada. Pero ayer, los enfrentamientos entre los partidarios del militar y los defensores del juez terminaron con al menos 34 muertos y 100 heridos en la ciudad portuaria de Karachi, la capital financiera del país.
Musharraf llegó a convocar una reunión de urgencia con el primer ministro paquistaní, Shaukat Aziz, en la que decidieron enviar a miles de paramilitares a Karachi.
Uno de los abogados del juez indicó que Chaudhry acudía a un acto público que se celebraba en su honor en los juzgados de la provincia de Sindh, cuando las fuerzas del Gobierno indicaron a Chaudhry que debían trasladarle en helicóptero. El juez se negó, alegó que iría por la carretera. Y entonces comenzaron los disturbios entre miembros del opositor Partido Popular Paquistaní y del oficialista Movimiento Mutahida Qaumi. Las autoridades provinciales habían comunicado días antes al juez que podían producirse actos violentos y le aconsejaron que pospusiera el viaje. Pero el magistrado acudió puntual a su cita.
Mientras unos y otros se mataban a tiros y prendían fuego a los vehículos, el juez seguía sin moverse del aeropuerto. Después de más de ocho horas, los mandatarios provinciales le ordenaron que regresara a Islamabad. Más tarde, en la capital política del país, Musharraf reunía a decenas de miles de personas en una manifestación de apoyo a él mismo.
El máximo tribunal de este país de 166 millones de habitantes tiene que pronunciarse este año sobre si es constitucional que Musharraf, quien ocupa el poder desde que perpetrase un golpe de Estado hace ocho años, ejerza de jefe del Ejército y de presidente del país. Además, el Supremo ha de dirimir si el jefe de Estado puede renovar su mandato como presidente.
En tal situación, el pasado 9 de marzo el general destituyó al juez por "mal uso de su autoridad". Cinco días después, la batalla se trasladó a las calles de Islamabad, la capital del país, cuando los partidarios del magistrado se manifestaron. El domingo pasado el enfrentamiento entre los dos poderes se trasladó a Lahore, una de las mayores ciudades del país, con una gran manifestación de partidarios del juez Chaudhry. Y ayer, la guerra entre el general y el juez se cobró los primeros muertos en Karachi, la ciudad más poblada de Pakistán (12 millones de habitantes).
"La secuencia de hechos que han llevado hasta los enfrentamientos, desde las declaraciones de las autoridades provinciales hasta el arresto de cientos de activistas de la oposición en los últimos días, indica que el Gobierno ha buscado deliberadamente la violencia en Karachi", señaló el responsable en el sur de Asia de la ONG Human Rights Watch, Alí Dayan Hasa.
La jornada de ayer había sido declarada festiva por las autoridades locales y el único tráfico que se veía por las calles era el de los miles de paramilitares enviados por Musharraf para patrullar las calles. Muchas carreteras, incluida la del aeropuerto, aparecieron bloqueadas por la mañana con camiones, autobuses y contenedores, en un intento aparente de impedir el acceso por carretera de Chaudhry a Karachi. "Vivimos en un Estado que apoya el terrorismo. El Gobierno de Sindh [provincia donde se encuentra Karachi] es responsable de todo esto, pero no vamos a retroceder", indicó Sherry Rehman, portavoz del opositor Partido del Pueblo Paquistaní.
La crisis coincide con los preparativos de Musharraf para disolver el Parlamento antes de concluir el año y convocar unas elecciones generales con las que asegurarse otro mandato. Todo apunta a que el pulso entre el Gobierno y el poder judicial no terminó con la revuelta de ayer y la treintena de muertos.
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