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Reportaje:SUPERMERCADO VIRTUAL

Cibertráfico de armas

Descubierta la compra de un arsenal de guerra por Internet

Un simple click en el ratón de su ordenador bastó a tres españoles para comprar todo un arsenal de guerra. Sin moverse de casa, consiguieron desde una ametralladora MG-42 hasta granadas de mano, metralletas, pistolas, chalecos antibala y abundante munición. Todo sin riesgo. Aparentemente. Porque los agentes de las unidades de Contraprolife-ración Armamentística y Ciberterrorismo descubrieron la compraventa y se incautaron de un enorme lote. "La alarma saltó al ver en un foro de Internet un mensaje en el que un cibernauta se mostraba dispuesto a vender un cañón de un fusil de asalto en perfecto estado. El comprador, oculto tras un nombre en clave, nos pareció que era un español. Y así pusimos en marcha la Operación Yabe", explica un jefe del Servicio de Información de la Guardia Civil.

Lograron hacerse con un lote de armas importando pieza a pieza desde Alemania y Estados Unidos
Un aspirante a policía, un autobusero y un gestor disponían de ametralladoras, pistolas y metralletas

Fue a finales del año pasado cuando los agentes contra el tráfico de armas detectaron a un grupo de individuos muy interesados en adquirir armas de guerra. Temiendo que detrás de los alias cibernéticos pudiera estar una red delictiva o terrorista, decidieron seguirles el rastro.

Andando el tiempo, los guardias civiles averiguarían que detrás de Cayo Máximo se ocultaba D. G. Q., un palentino de 28 años aspirante a policía nacional; que tras el apodo de Bullet operaba J. C. M., un gestor inmobiliario de 55 años, residente en Torrejón del Rey (Guadalajara), y que Antonio 7699 era realmente A. L. R., de 48 años, conductor de autobuses, domiciliado en Mislata (Valencia). Sólo se conocían a través de Internet. No parecía que fueran una banda de atracadores ni una red terrorista, pero sus mensajes eran preocupantes.

El Servicio de Información de la Guardia Civil (la élite del instituto armado) comprobó que los sospechosos estaban recibiendo innumerables paquetes a través de empresas de mensajería. Los envíos, procedentes de Estados Unidos y Alemania, contenían aparentemente "artículos deportivos", tal como les habían indicado a sus proveedores. Los paquetes entraban en España sin levantar la menor sospecha en la aduana.

El autobusero, el aspirante a policía y el gestor inmobiliario recibieron en su casa, durante meses, un montón de pedidos. Hoy, un pequeño muelle; ocho días después, una pieza metálica; dos semanas más tarde, el cañón de un subfusil; luego, el trípode de una ametralladora... Piecita a piecita, un arsenal como para equipar a un pelotón de soldados. Los guardias civiles lograron tener controlados los envíos sirviéndose del rastro que cada compra de material iba dejando en Internet.

Los investigadores llegaron a controlar hasta 500 operaciones de compras o ventas de material entre los adquirientes y los vendedores. "Estas transacciones constituían un enorme puzzle que había que resolver. Echamos mano de una herramienta informática que nos facilitase el trabajo. Y así, al cabo de cinco meses, logramos desentrañar el inmenso rompecabezas", explica un oficial del instituto armado.

Al saber qué piezas había recibido cada uno de los internautas -y unirlas unas con otras- resultaba que los sospechosos habían logrado un lote de peligrosos juguetitos: desde una ametralladora MG-42, considerada la mejor arma de la II Guerra Mundial, hasta un fusil de asalto M-16, un legendario subfusil Sten, una metralleta israelí Uzi, granadas de mano, chalecos antibala, dos revólveres, un detector de minas, un detector de radiactividad, 2.000 cartuchos de diferentes calibres..., y numerosos cañones y piezas fundamentales para todo tipo de armas.

El palentino, el valenciano y el alcarreño no son ni terroristas, ni atracadores, ni neonazis. Son tres fanáticos de las armas, introvertidos -"personas que pasan muchas horas solos ante el ordenador", afirma un agente-, pero en absoluto son violentos. Tienen licencia de tiro deportivo. Pero su obsesión de coleccionistas les había llevado a gastar una pequeña fortuna en la compra de auténticas joyas bélicas: por ejemplo, 3.000 euros en un fusil de asalto y más de 4.000 euros en la ametralladora MG-42 (que hoy es reglamentaria en el Ejército español).

¿Es tan sencillo comprar un arsenal por Internet? Es fácil lograr armas inutilizadas e incluso en perfecto estado. Pero la ley española requiere una previa autorización de importación y su declaración y depósito en una Intervención de Armas de la Guardia Civil hasta su posterior legalización.

"Es posible adquirir armas por Internet, pero no a gran escala. Si se hace legalmente, todo está regulado. Y si se hace ilegalmente, es problemático y se corre el riesgo de ser descubierto", advierte un oficial.

Unos soldados alemanes se disponen a disparar una ametralladora MG-42 en una calle de Nikolaev (Ucrania), en agosto de 1941.
Unos soldados alemanes se disponen a disparar una ametralladora MG-42 en una calle de Nikolaev (Ucrania), en agosto de 1941.AP

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