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El 40% de los soldados de EE UU en Irak justifica la tortura

Yolanda Monge

El Departamento de Defensa de EE UU no levanta cabeza. Cuando parece que un escándalo queda silenciado, otro llega a tomar el relevo. Las últimas revelaciones proceden del ex inspector general de Sanidad del Ejército americano Kevin Kiley, quien ordenó una encuesta de devastadoras conclusiones. Todo el mundo sabe a estas alturas que la pacificación del país está costando muchísimo más de lo esperado. Y en esta ocasión la carga no la llevan los civiles iraquíes, sino que la pagan los propios soldados. Los suicidios entre la tropa aumentan: se sitúan en 16 por cada 100.000 al año. Y lo más escandaloso: los soldados y marines admiten abiertamente que maltratan a civiles. Y aún peor: no se arrepienten, creen que es legítimo. La guerra les trastorna, es su explicación. Y cuanto más tiempo pasan en Irak, peor. El Ejército de la mayor potencia mundial se gasta 3.000 millones de dólares al año en servicios de salud mental para los combatientes.

El informe del inspector general revela que un tercio de los soldados de Irak cree que la tortura debería ser un método aceptado si les ayuda a conseguir información de los insurgentes. La cifra aumenta a 4 de cada 10 si la tortura les permite salvar la vida de otros soldados compañeros. Además, dos tercios de los marines dicen que jamás delatarían a un compañero que hubiera torturado a un iraquí. "Menos de la mitad de los soldados y marines cree que los civiles merecen un trato de respeto y dignidad", asegura el informe.

La encuesta se hizo a 1.767 soldados durante el pasado año, entre agosto y octubre, en el campo de batalla. Un 10% reconoció, bajo la condición de no revelar su nombre, que había maltratado a civiles en Irak. Los métodos más comunes son pequeñas agresiones físicas y daño innecesario a las posesiones de los civiles.

Más enfermedades

Otra de las conclusiones a las que han llegado los psicólogos que han elaborado el documento es que cuanto más tiempo pasan los soldados en el frente y menos descanso se les da en sus casas, más propensos son a desarrollar enfermedades mentales como el trauma poscombate, ataques de ansiedad y pánico y depresión.

La sociedad estadounidense, que todavía no ha olvidado Vietnam, vive estos datos con perplejidad y en medio del debate político sobre los fondos para la guerra. La Cámara de Representantes aprobó el jueves una nueva ley de financiación para Irak. Pero el presidente, George W. Bush, ya ha asegurado que la vetará porque establece etapas en la aprobación de los fondos. El mismo informe del Ejército admite que Vietnam era menos "estresante". Al menos había zonas seguras controladas por el Ejército americano. En Irak, ni eso.

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Sobre la firma

Yolanda Monge
Desde 1998, ha contado para EL PAÍS, desde la redacción de Internacional en Madrid o sobre el terreno como enviada especial, algunos de los acontecimientos que fueron primera plana en el mundo, ya fuera la guerra de los Balcanes o la invasión norteamericana de Irak, entre otros. En la actualidad, es corresponsal en Washington.

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