Debe abandonar su vivienda pública y se presentará a otra convocatoria
Rosa Palau sabe bien lo caro que está el precio de la vivienda en Barcelona, puesto que trabaja en una inmobiliaria. Asegura ser consciente de que ella sola no puede comprarse ni alquilar un piso a causa de lo caros que son. Ahora vive en una vivienda de protección pública de alquiler en Sant Just Desvern. Le tocó hace algo más de cuatro años y dentro de un año y medio deberá abandonarlo. "El piso es pequeño, pero no necesito más", explica.
Palau se queja de la calidad de los materiales de estos pisos, que opina que no es muy buena. "Mis vecinos y yo hemos tenido varios problemas de goteras, con los calentadores y los suelos, entre otras cosas", lamenta. Se ha apuntado para otro sorteo de viviendas públicas, esta vez de compra a precio concertado. Y espera tener la misma suerte que tuvo con su actual piso. "Sé que no será tan fácil", confiesa.
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