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Crónica:Verdades estadísticas | Elecciones 27M
Crónica
Texto informativo con interpretación

El cobrador del frac viste de alquiler

Javier Sampedro

Es bueno que las familias se endeuden un poco: quiere decir que han dejado de guardar el dinero en la maceta del recibidor. Pero un exceso de endeudamiento familiar suele disparar las alarmas de los analistas financieros. Más que nada por si la gente empieza a no pagar la letra del piso: todo endeudado es ante todo un aspirante a moroso (no amoroso), y dado el tsunami hipotecario que nos anega, si llega una crisis no habrá suficientes fracs en la piel de toro para llamar a tanta puerta, enderezar tanto entuerto y convertir a tanto pagano.

En España se alquila poco piso, nos repiten sin cesar los expertos. La oferta de alquiler es parca y poco agraciada, y los propietarios padecen aún el horror vacui de los tiempos anteriores a la Ley de Arrendamientos Urbanos (1994), cuando un inquilino "de renta antigua", que se decía, podía seguir pagando 1.000 pesetas al mes por un piso de 150 metros cuadrados con vistas al Hyde Park (ponga ahí cada uno el espacio verde más bonito de su ciudad), y eso en caso de que le diera por pagarlas, porque ni fracs se veían en la época.

¿Qué dicen las cifras? En primer lugar, que la "oferta de alquiler" no es en absoluto insensible a la demanda: los dos lugares de toda España con un mayor porcentaje de "hogares con vivienda en alquiler" (es decir, de familias y no meramente de inquilinos sueltos) son Melilla (28,2%) y Ceuta (20,5%). En segundo lugar, que la mejor estrategia para no casarse por lo hipotecario (un vínculo que no hay Dios que separe tras haberlo unido el hombre) es vivir en una isla: tras Ceuta y Melilla, las familias de alquiler brillan sin competencia en las Islas Baleares (20,2%) y en Las Palmas (18%).

Y no adjudiquen esto automáticamente a algún tipo de mercado turístico mal contabilizado (recuerden que hablamos de "hogares" de alquiler), porque a continuación no aparecen la Costa del Sol o las Rías Baixas: aparece Barcelona, con el 17,9%. Y tampoco achaquen esto otro al efecto gran ciudad, porque Madrid sale muchos puestos más abajo con un embarazoso 13,8%.

En el otro extremo, las seis provincias que menos alquilan configuran un singular consorcio: Jaén es la que menos (6,1%: en tierra de olivos no alquila nadie), con Ávila y Ciudad Real importunándola a corta distancia de su rueda (6,4%) y con Álava, Vizcaya y Teruel (6,9%) cerrando el pelotón de los descolgados. La razón de estas cifras bajas tiene, probablemente, mucha más relación con la escasa demanda de alquiler en estas zonas que con cualquier otro factor (y por tanto no tiene por qué correlacionarse con el endeudamiento familiar).

Mi corresponsal Eduardo (http://blogs.elpais.com/ javier_sampedro/) propuso el otro día un programa estratégico para reducir la discrepancia entre el número de hogares y de viviendas -es decir, de pisos vacíos, semiabandonados o en trámites especulativos- que tiene mucha relevancia para el asunto que nos ocupa. Consiste en: "(1) crear oficinas públicas de alquiler que funcionen y en las que los propietarios de viviendas no aprovechadas puedan confiar. Y (2) mejorar el tratamiento fiscal del alquiler para ambos (arrendatario e inquilino) y construir más viviendas sociales, destinadas únicamente a alquileres asequibles". Así de fácil. Eduardo defiende también los minipisos Trujillo "aunque reconozca que es un chollo para los humoristas, me parece..." extraordinaria, creo que dijo.

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