La sentencia del Pilar
"Hacia la virgen de El Pilar comienza el tiempo a cambiar" dice el refrán para niños. El viernes 12 de octubre, Javier Gómez Bermúdez espera tener listo el texto de la sentencia del atentado del 11-M, de la que es magistrado ponente.
No se trata de correr. Los procesados comienzan a entrar en los plazos máximos de prisión provisional establecidos por la ley. Por tanto, habrá sentencia para la Virgen del Pilar. Ayer comenzó el principio del final, con la terminación de una fase importante del juicio, aquella por la que han desfilado 300 testigos sobre los 686 propuestos. A este capítulo -a falta de unos pocos testigos pendientes de comparecer y sendas videoconferencias con el extranjero- sigue hoy la etapa pericial, con miembros de la Policía Nacional y de la Guardia Civil que ratificarán los informes de investigación aportados al sumario.
El principio del final ha comenzado, pues, para los conspiradores, que volverán a la carga
Los procesados comienzan a entrar en los plazos máximos de prisión provisional
Esta pericial va a culminar, a mediados de junio próximo, con el interrogatorio de un ejército de peritos especialistas en explosivos. Antes, la semana entrante, exactamente el 16 de mayo estará listo el último informe escrito de los ocho peritos, incluidos aquellos que representan a las partes personadas, que según se prevé será entregado a las partes el 16 de mayo. Por fin hacia el 15 de julio, Gómez Bermúdez podrá decir: "Visto para sentencia".
En este principio del final hay que inscribir el auto de los tres magistrados que forman parte del tribunal en el que desestiman algunas diligencias de prueba, entre ellas la de dos acusaciones particulares de víctimas (una de ellas, la de Mercedes López Casado, en realidad por ayudar al letrado de la otra acusación, la de Isabel Pinto Livramiento) que solicitaban un careo entre el ex director general de la Policía, el actual eurodiputado del Partido Popular, Agustín Díaz de Mera, y el comisario destinado en la Comisaría General de Información, Enrique García Castaño. Se adivinaba que los jueces no picarían. Y no picaron. Pero los razonamientos jurídicos son muy expresivos de lo que ha sido una tendencia en este juicio: la perversión del papel de las acusaciones, dedicadas más a poner palos en las ruedas del proceso que en la persecución penal-probatoria de los presuntos autores de la masacre.
Al rechazar la petición dicen los magistrados lo siguiente: "Además, en los casos de dos acusaciones particulares no se alcanza a comprender, desde la posición procesal que les corresponde y atendido el objeto del proceso, cuál es el interés e incluso la legitimación para la propuesta". En román paladino y sin elegancia: ¿qué intereses espúreos les animan ya que el asunto se aleja del objeto del proceso?
Pero, aunque el auto no se refiera a la carta dirigida por Agustín Díaz de Mera a los magistrados, no por ello es menos una derrota del eurodiputado, del secretario general del PP, Ángel Acebes y del presidente del partido Mariano Rajoy, quien según ha declarado dio instrucciones a Díaz de Mera para que "colaborase" con la justicia después que éste se negara en el juicio oral después de ser amenazado con una multa y acciones legales, actualmente en marcha.
A la luz de las consecuencias del auto, no parece que los magistrados consideren efectiva dicha presunta "colaboración". Ahora, Díaz de Mera y Acebes pueden carearse y Rajoy apreciar, como buen juez, quien es más firme en sus convicciones.
El principio del final ha comenzado, pues, para los conspiradores, que volverán a la carga, nunca mejor dicho, en relación con la declaración de los peritos sobre el explosivo. Con todo, la sentencia ya comienza a advertirse en el firmamento.
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