Lecciones del cuerpo para el entorno
No hacemos aquí más que toparnos con el desarrollo socioeconómico: cualquier cosa que uno mida se convierte fatalmente en su indicador: la edad de las madres primerizas (pese a ciertos intentos de atribuir al clima esta variable), el influjo gravitatorio de los núcleos urbanos (cuyos efectos sobre la calidad de vida cuesta a veces encajar bajo el epígrafe del progreso) y la población de electrodomésticos que habita en la cocina. Pero tal vez no haya mejor regla para medir el desarrollo de una zona que las emisiones de dióxido de carbono.
"¿Qué huella carbónica dejan los electrodomésticos de los hogares?", se pregunta el cibernauta Luzazul (http://blogs.elpais.com/javier_sampedro/). Lo dice por el índice de calidad de vivienda y equipamiento del hogar que veíamos ayer, una "cartilla escolar" que le daba el 10 a Navarra y Guipúzcoa, y el 1 a Lugo y Ourense. "Según la 'Guía práctica de la energía' ( http://www.idae.es/central.asp?m=p015060025&t=1)", prosigue Luzazul, "en 2003 los electrodomésticos eran responsables de un 12% del consumo doméstico en España. Por detrás de la calefacción (41%), agua caliente (26%) y por delante de la cocina (11%), la iluminación (9%) y el aire acondicionado (1%). Un coche diésel que recorra 20.000 kilómetros al año consume tanta energía como una vivienda media".
Con el sobrepeso del consumo energético pasará pronto como con el del cuerpo. Las mayores tasas españolas de sobrepeso se dan en Lugo y Granada (35,9%), aunque la obesidad de pleno derecho brilla más en Badajoz (15%). La frugalidad impera sin rivales en las Islas Baleares, con menos obesidad, menos sobrepeso y más índices de masa corporal (IMC) por debajo del mínimo recomendado que en cualquier otra parte.
Los excesos calóricos se han convertido en una de las principales dianas para la medicina preventiva y la industria farmacéutica, que tiene decenas de nuevas moléculas en su línea de producción destinadas a reducir el apetito o evitar las complicaciones derivadas del sobrepeso. La Organización Mundial de la Salud predice que, de aquí a 2020, se reducirán en todo el mundo las muertes por enfermedades infecciosas y desnutrición, y crecerán las enfermedades cardiovasculares. debido a las dietas insensatas.
Es una curiosa coincidencia que el mayor índice de sobrepeso en España (35,9%) se dé en la misma provincia que la peor nota en equipamiento de la vivienda: Lugo. La ingesta de kilocalorías ya es todo lo contrario de un indicador del progreso social, y el mismo camino le espera al dispendio de kilovatios. Este proceso inevitable -la ciencia del clima no nos deja ya otra opción- tardará más en unas regiones que en otras, pero las más rápidas en adaptarse a un mundo recalentado serán precisamente las que demuestren un mayor grado de desarrollo.
Finalizamos con un surtido de interesantes reflexiones aportadas por mis escasos pero selectos corresponsales: "comentar con detalle esas cifras sobre la discrepancia entre el número de hogares y de viviendas sería interesantísimo" (Espejo lúdico); "y ahora con el cambio climático los especuladores del ladrillo colonizarán otros caladeros" (Joker); "si ya no medimos las necesidades básicas, sino los llamados lujos (asiáticos o no), ¿querrá decir que somos una sociedad post-materialista?" (Abd el-Krim, el levantino); "¿será ésta la última legislatura, entonces? ¿será el planeta Mongo el destino final de la humanidad? Al Gore y Martin Dunkin guardan silencio" (Luzazul, está inspirado).
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