"Las flores desarrollan su belleza para sobrevivir; de ellas he aprendido que la poesía también es supervivencia"
Maria Josep Escrivà ha publicado los poemarios Remor alè (1993), A les palpentes del vidre (1998) y Tots els noms de la pena (2002) y sus versos han sido recogidos en siete antologías colectivas.
Pregunta. ¿Ganar la Flor Natural le va a comportar mucho trabajo como poeta de la ciudad?
Respuesta. Y muchas horas en el Euromed. No me importa. Para una persona como yo que vive en Grau de Gandia y escribe en catalán, Barcelona es mi ciudad de referencia.
P. ¿De qué experiencias se nutre su poesía?
R. De una cosa muy concreta: la conciencia de la contradicción que supone vivir por un lado en la inclemencia del mundo y por otro tener la posibilidad o la capacidad de construirse espacios íntimos de refugio personal.
P. De ahí el título de su obra, Flors a casa.
R. Para mí las flores no son puro adorno. Una cosa importante he aprendido de las flores al observarlas. Y es que desarrollan su belleza para sobrevivir. Para mí esto es también la poesía o el arte: un recurso de supervivencia.
P. Sorprende que una poeta que ha suscrito el manifiesto literario del colectivo Imparables escriba desde el recogimiento intimista que adopta en sus versos.
R. El espíritu del manifiesto todavía está vigente, en el sentido de que concebimos la poesía como una cosa necesaria.
P. Más allá de estas flores que llenan su espacio doméstico, sus versos discurren por caminos de huerta, entre bancales de olivos.
R. Es el paisaje de las comarcas centrales valencianas, la Safor, la Marina y el Alcoià. Un lugar también asediado por la depredación immobiliaria. Es una auténtica desgracia lo que está ocurriendo en Valencia. No podemos vivir de espaldas a la realidad.
P. Esta noche, una joven poeta valenciana, Àngels Gregori, abrirá el Festival Internacional de Poesía en el Palau de la Música. Y usted acaba de ser declarada poeta de la ciudad. ¿Qué pasa con las poetas valencianas?
R. Si hacemos tantas cosas es por que nos las curramos. Àngels Gregori, además de una gran poeta, es una activista incansable y al final tanto esfuerzo da sus frutos. Ahora mismo hay poetas muy interesantes que escriben en valenciano y que no llegan aquí. Es una pena que en Barcelona nadie haya leído, por ejemplo, Magrana (Brosquil) de Joan Navarro o la Poesia reunida (Denes) de Antoni Ferrer Perales.
P. Cada día estamos más lejos.
R. Los poetas valencianos vivimos en una gran precariedad. En Valencia nos ignoran y en Barcelona no nos conocen. Pero no estamos tan lejos.
