Glamour sobre papel
La Fundación Fotocolectania presenta 73 fotografías de moda de los años 1920 hasta ahora en la exposición 'Mujer, etcétera'
Oscar Wilde opinaba que a la belleza no le hacía falta la inteligencia, sino que la empeoraba. Cuestión de gustos. La belleza sin más acaba siendo un producto de consumo inmediato, de usar y tirar. Es la gran trampa de la moda en su aspecto más superficial y esnob. Pero a la vez, su fascinación es innegable y acaba adquiriendo una profundidad, justo a partir del momento en que, paradójicamente, ya ha caducado.
Lo fashion vive momentos de esplendor mediático, las actrices de cine lucen modelos despampanantes, como en otros tiempos lo hacían Joan Crawford o Lauren Bacall, y las tiendas de vintage, ropa usada de grandes marcas, proliferan por doquier.
En este ambiente de euforia, la barcelonesa Fundación Fotocolectania (Julián Romea, 6) propone, hasta el 29 de septiembre, Mujer, etcétera. Moda y mujer en diversas colecciones, un conjunto de fotografías de Vogue, Harper's Bazar, Vu magazine y otras publicaciones, de estrellas de cine, de modelos famosas y modistas endiosados.
Lola Garrido, su comisaria, ha reunido 73 fotografías relacionadas directa o indirectamente con la moda, que abarcan desde la década de 1920 hasta la actualidad, procedentes de la propia fundación y de otras colecciones privadas. La iniciativa está patrocinada por Santa Eulalia, una de las pocas casas de alta costura que, junto con Pertegaz -aún en activo-, ha sobrevivido al paso del tiempo.
En Fotocolectania se muestran fotografías de Leni Riefenstahl, Madame D'Ora, Madame Yevonde, Cecil Beaton, Martin Munkacsi, Irving Penn, Frank Horvat, William Klein, Henri Cartier-Bresson, Alberto García Alix, Humberto Rivas y, entre otras, de Karl Lagerfeld, el famoso diseñador de Chanel.
También se exhiben fotos de estrellas de cine, en el fondo las máximas difusoras de la moda a nivel popular, como Greta Garbo, Marlene Dietrich, Ainouk Aimée, Ana Karina y la imprescindible Marilyn Monroe, reina del glamour donde lo hubiera. Y en sus antípodas, la artista rusa Varvara Stepanova, fotografiada por Alexander Rodchenko, entrada en carnes, directa y encantadora, con su vestido op art avant la lettre, seguramente diseñado por ella misma.
La mayoría son copias de tiraje moderno, aunque hay algunas de época, pues en la exposición se ha dado prioridad a la capacidad impactante de la imagen y a su valor como tal, más allá del objeto original de época. La fotografía está alcanzando últimamente cotas muy altas en el mercado y conseguir originales vintage es difícil. Sin embargo, es una lástima que en un tema tan rico y complejo como la fotografía de moda -más de lo que aparece a primera vista- no se haya elaborado un poco más el discurso. El mismo título de la exposición es supuestamente mediático, pero resulta inconcluso.
En la elección de obras el criterio es variado y parecen convivir diferentes miradas mezcladas indistintamente. No todo está estrictamente relacionado con la moda, incluso hay desnudos y fotos de carácter metafísico. Obviamente, también hay grandes ausencias. Tal vez todo este material, que es interesante en sí mismo, se podía haber agrupado por capítulos: las revistas de moda, la publicidad, el impacto del cine, la alta y la baja costura, el lujo y la miseria, ricas y gordas, la fragilidad de la belleza, el estereotipo, el objeto del deseo, la rebelión femenina, lo fascinante, lo repulsivo, lo vacuo... y un sinfín de apartados al gusto. Sin embargo, no hay ninguno.
Una imagen vale mil palabras, pero una exposición es como una película que se ordena fotograma por fotograma y escena por escena. Con ello Mujer, etcétera habría resultado más atractiva y, a la vez, didáctica. En este sentido, lo mejor de la iniciativa es el catálogo, lujosamente editado con primor y elegancia con el generoso apoyo de Santa Eulalia.
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