EE UU espera el fin del antiamericanismo francés
La promesa de que "Francia siempre estará al lado de Estados Unidos cuando la necesite", hecha por Nicolas Sarkozy en su primer discurso como presidente electo, sonó a música celestial en este país, tanto entre republicanos como demócratas, que confían en una nueva era de estrechas relaciones con el país que inventó el antiamericanismo intelectual y que, en los últimos años, encabezó la agitación europea contra George W. Bush.
Después de una historia de rivalidad y competencia, después de un difícil periodo provocado por la guerra de Irak y la política nacionalista de Jacques Chirac, después de ruidosas campañas antifrancesas en Washington y antiamericanas en París, llega al Elíseo un presidente que, en su primer día, promete nada menos que estar junto a EE UU cuando lo necesite. O Sarkozy es devorado por su propia retórica o algo importante ha ocurrido para el futuro de las relaciones trasatlánticas.
Así parecen haberlo entendido los principales medios de comunicación norteamericanos, habitualmente rácanos en cuanto a su valoración de los acontecimientos internacionales. The New York Times, The Wall Street Journal y The Washington Post, por citar sólo los más influyentes, abrían las ediciones de ayer con la noticia de la victoria de Sarkozy. Y, aunque sus editoriales suelen esperar a un tiempo de reposo, las informaciones apuntaban ya la relevancia de su victoria. El Post aludía a Sarkozy como un "ostensible admirador de Estados Unidos", el Times recordaba que es "ampliamente criticado en Francia por sus sentimientos proamericanos".
En el terreno político, la satisfacción era ayer inocultable. El senador demócrata Charles Schumer destacó que "será bueno tener al frente de Francia a alguien que no tenga siempre la misma actitud visceral cuando se le habla de Estados Unidos". El senador republicano Richard Lugar fue aún más rotundo: "Sarkozy es lo mejor que le podía pasar a Estados Unidos".
En la Casa Blanca, la satisfacción se convertía en júbilo, aunque expresado con la debida prudencia. "El presidente Bush está listo para trabajar con el presidente electo Sarkozy", declaró el portavoz del Consejo Nacional de Seguridad, Gordon Johndroe. "Es una gran oportunidad para trabajar juntos en una amplia gama de asuntos", añadió el portavoz presidencial, Tony Snow.
El hecho de que el primer discurso de Sarkozy incluyera también un espacio para la discrepancia y una leve crítica a la política de la actual Administración sobre medio ambiente es un mal menor aquí. Después de la que ha caído, en un ambiente de semejante soledad como el que sufre hoy Estados Unidos, la elección de Sarkozy sugiere un cambio de ciclo en Europa que ilusiona a Washington. Ya empezó con Angela Merkel, que ha visitado cuatro veces esta ciudad desde su elección. Y queda por ver qué pasará tras la inminente salida de Tony Blair, que se ve en gran parte por su estrecha relación con Bush.
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