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Columna
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¿Cómo va el mundo laboral gallego?

El análisis del mercado de trabajo gallego puede hacerse desde, al menos, tres enfoques. El primero sería el de la evolución coyuntural a muy corto plazo. Es el que suele generar más informaciones periodísticas y en el que acaban atrapados la mayoría de los responsables políticos. Con cada nueva hornada de datos ofrecida por el Instituto Nacional de Empleo (INEM), la Encuesta de Población Activa (EPA) o la Seguridad Social se desata la tormenta en los medios. Los responsables del Gobierno destacan los aspectos positivos del dato e invariablemente construyen sobre él un discurso positivo. Lo contrario es lo que hace la oposición. Todos ellos tienen tan interiorizado este modus operandi, que el tránsito de uno a otro lado de la barrera del poder intercambia automáticamente las perspectivas. Por su parte, muchos periodistas encuentran en la economía del sube y baja un filón para llenar páginas de los diarios. Luego están los expertos, habitualmente profesores universitarios, que recomiendan prudencia a la hora de valorar datos puntuales. Francamente, me parece que es la postura más razonable. Lo ocurrido con la EPA en el último trimestre de 2006 y el primero del 2007 es un buen ejemplo. Si nos fiásemos a ciegas de los datos, habríamos pasado de ser campeones a colistas en materia de reducción del paro en cuestión de unos pocos meses: una suerte de esquizofrenia estadística que aturde más que otra cosa.

Un segundo enfoque es el que analiza las tendencias que afectan al mercado de trabajo a medio plazo (desde luego, no menos que una legislatura), incardinándolas en la evolución general de la economía, y vinculándolas a las decisiones de política económica. Este sería el planteamiento que adoptaría alguien preocupado por la planificación de las políticas públicas y la evaluación de los resultados que de ellas se derivan. Desafortunadamente, esta perspectiva da menos juego para la lidia en la arena política, porque los efectos positivos o negativos de una política sobre el mercado de trabajo no son inmediatos. Existen retardos y períodos de maduración que pueden hacer beneficiarios de los mismos a quienes gobiernen después. La evolución de Galicia desde este segundo enfoque y en comparación a otros territorios no es buena. Incluso dejando a un lado el profundo ajuste estructural en el sector agrario, al menos desde los años 80 hemos sido más lentos en la generación de empleo, como consecuencia de un menor dinamismo económico. Consecuencias de ello han sido la reducción en el peso de Galicia en el empleo y la producción y el menor dinamismo demográfico. La menor probabilidad de empleo en Galicia ha atraído a menos inmigrantes, ha expulsado a más emigrantes y, probablemente, ha contribuido a que Galicia presente una de las menores tasa de natalidad del Mundo. Es posible que en estos momentos nos encontremos en un positivo punto de inflexión. Pero se debería ser prudente en esta interpretación. Al menos esperar a ver qué nos dicen las estadísticas de 2007 y 2008: hasta el final de legislatura.

Un tercer enfoque se centra en las tendencias profundas que afectan al mercado de trabajo por encima de fronteras regionales y estatales. Por ejemplo, la creciente precarización del trabajo que afecta a la mayoría de los países desarrollados y que aparece documentada en el libro de Ulrich Beck: Un nuevo mundo feliz. Las profundas transformaciones habidas en el mundo laboral en las últimas décadas y que tienen un reflejo particularmente nítido en la situación de los menores de 40 años, no han despertado toda la atención que merecen. Es verdad que el Instituto de Estudios Económicos de Galicia acertadamente patrocinó en su día un interesante estudio sobre la inserción laboral de los jóvenes. Pero el libro tuvo menos difusión de la deseable. Yo animaría a la Consellería de Traballo, más abierta al diálogo que en el pasado, a que impulsase iniciativas en la misma dirección. Para poder gobernar con acierto hay que conocer bien la realidad. Una realidad precaria para una amplia y creciente proporción de la ciudadanía. webs.uvigo.es/slagop

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