La llegada de inmigrantes a Barcelona, que se ha multiplicado por 7 en 10 años, ha rejuvenecido la población

La llegada de inmigrantes a Barcelona, la mayoría de ellos en edad de trabajar, ha empezado a rejuvenecer ligeramente y en términos relativos la población de las comarcas barcelonesas.

El aumento del número de trabajadores extranjeros se ha multiplicado por siete en Barcelona en una década, hasta situarse en 300.845 personas o el 11,9% de los afiliados a la Seguridad Social, con un crecimiento anual medio del 31%. Y su afluencia intensiva ha elevado el peso del colectivo con menos de 15 años de edad respecto de la población total, mientras que ha reducido el del colectivo mayor de 65 años: sólo en un año, el primero ha subido una décima, hasta el 14%; el segundo ha bajado tres décimas, hasta el 16,3%.

Así se desprende del Informe territorial de la provincia de Barcelona 2007 presentado ayer por el presidente de la Cámara de Comercio, Miquel Valls, y por el presidente de la Diputación, Celestino Corbacho. Valls insistió en que la aportación de los inmigrantes a la economía es "muy, muy importante" y avanzó que la institución está preparando un trabajo de investigación al respecto. Corbacho incidió en la necesidad de "gobernar la nueva realidad de la inmigración, que tiene muchos efectos positivos, pero cuyo impacto no es neutro, ya que modifica la escuela, la escalera, el barrio y el espacio público". El primero de los retos, añadió, es la integración.

Según el jefe del servicio de estudios de la Cámara, Joan Ramon Rovira, existe una clara correlación entre la presencia creciente de la inmigración en los sectores de la construcción y los servicios, por una parte, y el hecho de que en Barcelona, de nuevo en 2005, hayan sido estos dos sectores los que han tirado del carro de la economía (crecieron más de un 4%), frente a la industria (-0,5%). El cambio de ciclo en la construcción plantea interrogantes sobre lo que ocurrirá con la mano de obra inmigrante. Si Barcelona creció un 2,9% ese año, las comarcas de la provincia que más lo hicieron fueron el Garraf, el Barcelonès y el Maresme. Las que menos, Osona y Berguedà.