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Maragall comunicó a Montilla su deseo de dejar la presidencia del PSC este verano

El ex presidente mantendrá la militancia pero sin presencia en la dirección del partido

El divorcio entre Pasqual Maragall y el Partit dels Socialistes (PSC) ya es un hecho. El ex presidente de la Generalitat ha transmitido a José Montilla, primer secretario del partido y jefe del Ejecutivo catalán, su intención de abandonar toda responsabilidad orgánica y adelantar su renuncia a la presidencia del PSC a este verano, tras las elecciones muncipales del 27 de mayo. Maragall debía mantener su cargo hasta el congreso de 2008, pero su creciente desapego al partido ha hecho insostenible su continuidad. Prueba de ello son sus críticas al proceso de reforma del Estatuto y al papel que tuvo José Luis Rodríguez Zapatero en su recambio como candidato a la Generalitat.

Maragall ha protagonizado un largo silencio de casi cinco meses desde que abandonó la presidencia de la Generalitat. Durante este tiempo ha comenzado a escribir sus memorias y ha protagonizado numerosos viajes, lo que le ha servido como pretexto para no asistir ni a una sola reunión de la ejecutiva del partido que todavía preside. Era su forma de advertir de su creciente distanciamiento de la formación.

Ahora ha decidido abandonar la presidencia del PSC, según publicó ayer La Vanguardia. Maragall dio en febrero su paso definitivo en este divorcio. Según ha podido saber EL PAÍS, el ex presidente, a la vuelta de un viaje a Buenos Aires, remitió una carta a José Montilla expresándole que ya no veía motivos para continuar en el cargo. Semanas después se lo ratificó en un almuerzo. Ello no sorprendió al actual líder del PSC, quien conocía la voluntad de Maragall de abandonar la presidencia de un partido que no le apoyó en su intento de repetir como presidenciable. Lo que sí sorprendió al actual jefe del Ejecutivo catalán fue que Maragall no aceptó la petición de mantenerse en el cargo hasta el próximo congreso del partido, previsto para verano de 2008.

Maragall ha decidido marcharse tras las elecciones municipales, un año antes de lo previsto. Sin embargo, no entregará su carné socialista, como sí hizo su esposa Diana Garrigosa después de que Montilla se confirmara como candidato a la Generalitat.

Montilla ha evitado repetidamente referirse a la crisis abierta por Maragall pero sus palabras de ayer en un acto de partido fueron elocuentes. "Hay que mirar al futuro, no al pasado. Ahora estamos donde estamos y hay que defender lo que aprobó la mayor parte del pueblo de Cataluña" afirmó el presidente catalán. Y remachó: "La melancolía y el derrotismo no tienen sentido en estos momentos".

La declaración de Montilla no era baladí. Maragall se ha prodigado esta semana en sus aceradas críticas contra el proceso de redacción del Estatuto. Primero sostuvo que el tortuoso y largo camino que condujo a su aprobación "no valió la pena". Y después se despachó a gusto contra Zapatero de quien dijo sentirse "traicionado" por su viraje del "federalismo" al "felipismo". En la misma entrevista anunció su plena dedicación a fundar un Partido Demócrata europeo de la mano del primer ministro italiano, Romano Prodi, y de Francesco Rutelli, ex alcalde de Roma.

"Que haga lo que le dé la gana". Así de contundentes se expresaron ayer destacados dirigentes del PSC no sin cierto hartazgo por los constantes devaneos de Maragall. Su decisión de dejar la presidencia y hacerlo antes del periodo reglamentario deja indiferentes a la actual dirección socialista catalana, cuyos miembros, algunos consultados por este periódico, recuerdan que la presidencia puede quedar vacante hasta el congreso de 2008 o, incluso ser suprimida en un partido cuyas riendas empuña el primer secretario.

Este nuevo episodio, en vísperas electorales, volvió a dar alas a la oposición. El convergente Artur Mas lo calificó de "espectáculo lamentable" y el popular Josep Piqué lamentó que "Cataluña esté haciendo el ridículo y nadie se crea ya a sus gobernantes".

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