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En un pueblo abandonado de Ourense figuran empadronadas 10 familias

Los censados en Riomao residen en realidad en Madrid o Bilbao

Riomao, en A Veiga, permanece abandonado desde 2003, con las entretelas de sus viviendas comidas por el tiempo, pero ahora vive un despertar. Este año electoral, 10 familias engordan su censo convirtiendo el lugar en "un pueblo fantasma", según el candidato socialista de A Veiga, Fernando Fernández. Paralelamente, 72 descendientes de antiguos pobladores han constituido una comunidad ausente empecinada en su recuperación.

En Riomao reina el silencio y una pugna soterrada que mezcla intereses electorales, económicos, y emocionales. El abandono del pueblo, que según los vecinos de A Veiga carece de los servicios municipales de luz, agua o recogida de basuras, es proporcional al interés que está despertando.

De una parte, los socialistas de A Veiga dicen que hace cuatro años denunciaron que se había "inflado el censo con familias que vivían en Madrid, Barcelona y Bilbao". Fernando Fernández asegura que hay informes de la Guardia Civil certificando que el pueblo carece de las "mínimas condiciones de habitabilidad" e insta al alcalde -el popular Edosio Yánez- a que "depure el censo".

El 19 de este mes, el grupo socialista registró un escrito en el Ayuntamiento reclamando que se comprobaran los censos. Fernández advierte de la magnitud política: "En un municipio de 1.000 habitantes, esas 10 familias censadas suponen al menos el 1% de los votantes". Ante la "afrenta política", el PSdeG en Ourense ha dirigido a la Fiscalía esta semana un escrito solicitando que se investigue el crecimiento censal de A Veiga, junto con el de Os Blancos y Porqueira.

El alcalde niega el abandono. "Es un pueblo casi ruinoso, pero no del todo", señala el regidor, quien cifra en "sólo 3 o 4 familias" las que se han empadronado. "Si duermen ahí o no, es algo que no sé", apostilla, "porque no hago esa investigación". Yáñez sostiene que hay servicios municipales "aunque, claro, mínimos".

Pero el electoral no es el único aliciente de Riomao. Los socialistas aseguran que mientras el alcalde "se ve beneficiado por el aumento censal", las diez familias empadronadas en las ruinas "obtienen su propio beneficio": el de gestionar el monte mancomunado que comienza a dar sus frutos. Una gestión que, según Fernández, realizan sin el mínimo control, "ya que el alcalde los deja hacer; no rinden cuentas".

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Pero Riomao tiene más novias. Un grupo de descendientes de los desaparecidos vecinos, encabezados por el catedrático de Filología Románica de la Universidad de Barcelona Camilo Fernández, Valdeorras, pone también su foco en él. El pueblo cuenta con una asociación integrada por 72 personas empeñadas en su recuperación. Nada baladí: han implicado a la Xunta -a Medio Ambiente y Patrimonio- y han comenzado a elaborar un plan director que supondrá "la recuperación integral" de Riomao. Los 72 vecinos virtuales han comenzado a comprar ruinas para fundar un bucólico enclave del turismo rural.

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