Un referéndum "muy flexible"
La consulta planteará tres opciones: seguir igual, aumentar competencias o la independencia
Aunque el Partido Nacional Escocés (SNP) se perfila como ganador de las elecciones autonómicas del próximo 3 de mayo, eso no le garantiza que pueda formar Gobierno ni que pueda someter a referéndum su propuesta de conseguir la independencia de Escocia. Los nacionalistas, a los que ninguna encuesta les otorga la mayoría absoluta, deberán pactar con los liberales demócratas para formar gobierno y convencerles de que acepten la convocatoria del referéndum. En declaraciones a EL PAÍS y otros medios europeos, el líder nacionalista Alex Salmond admitió que está dispuesto a ser "muy flexible" para convencer a los liberales.
Si gana las elecciones, el SNP quiere publicar un libro blanco sobre la independencia antes de cumplir los 100 días de Gobierno y convocar el referéndum en el año 2010. Pero para ello necesita el apoyo de los liberales demócratas, un partido que defiende el mantenimiento de la unión con Inglaterra. "El referéndum es de una importancia enorme, es una cuestión de principios", declaró el miércoles Alex Salmond a un grupo de periodistas europeos tras un acto electoral en el cuartel de los bomberos de Falkirk, una población industrial a caballo entre Glasgow y Edimburgo. "Dicho eso", añadió, "estoy dispuesto a ser muy flexible teniendo en cuenta las circunstancias y puede haber también otras preguntas". "Puede ser un referéndum de múltiples opciones", explicó "con el objetivo de persuadir a otros".
Los independentistas escoceses se miran en el espejo de los avances sociales de Noruega
Es muy probable que los liberales-demócratas acepten el referéndum de los nacionalistas
Parece muy probable que los liberales-demócratas acepten un referéndum en el que los escoceses puedan elegir entre tres opciones: dejar las cosas como están, aumentar los actuales poderes del Parlamento de Holyrood o ser independientes. Además, debido no sólo a las reticencias liberales sino a las limitadas competencias del Parlamento escocés, si los escoceses eligieran la opción de la independencia -aunque parece muy improbable hoy en día- eso otorgaría un mandato al Gobierno escocés para negociarla con Londres, pero no supondría una declaración unilateral de independencia.
Salmond insistió en que "digan lo que digan los sondeos sobre la posición de los escoceses sobre la independencia, unos a favor y otros en contra, de lo que no hay ninguna duda es de que la idea de celebrar un referéndum es abrumadoramente popular. Los sondeos indican que hasta el 80% de los escoceses, de todos los partidos, todas las clases sociales, todos los rincones de Escocia, están a favor del derecho a decidir su propio futuro".
Los nacionalistas, que jamás han estado en el Gobierno, retrasarían el referéndum al año 2010 "para trabajar y ganarnos la confianza de la gente y demostrarles lo que podemos hacer con la sanidad, la educación, la economía". "Si hacemos cosas como Gobierno podemos luego ir a la gente y decirles que nos den su confianza en los asuntos de Escocia y consigamos el poder real, el poder que da el ser un auténtico país independiente", declaró. El Parlamento escocés tiene competencias en materia de sanidad, educación, vivienda, planificación, turismo, desarrollo económico, medio ambiente, cultura, deporte y agricultura, entre otros aspectos.
El líder independentista se comprometió a acatar el resultado de la consulta aunque sea contrario a la independencia y a no convocar otro referéndum "hasta dentro de una generación", aunque el SNP ganara un nuevo mandato. "Siempre hemos aceptado la voluntad de la gente. No podemos estar preguntando a la gente sobre la independencia después de cada una de las elecciones generales. Éstas son cosas que pasan una vez en cada generación. Hubo un referéndum sobre la autonomía en 1979 y otro en 1997. Aceptaremos el veredicto de la gente, aunque por supuesto el SNP siempre creerá en la independencia de Escocia en un marco europeo. No habría otro referéndum hasta dentro de una generación".
Salmond no quiere comparaciones con otras llamadas "naciones sin Estado", como Quebec, Cataluña o el País Vasco. "Somos amigos de mucha gente y muchos partidos y defendemos su derecho a la autodeterminación igual que defendemos el nuestro, pero no le decimos a nadie qué tiene que hacer con su propia vida". Los escoceses se miran sobre todo en el espejo de Noruega: "Escocia no tiene que copiar a Noruega u otro país, pero admiramos de Noruega su sistema sanitario, o el fondo para generaciones futuras creadas con el dinero del petróleo. Es uno de los países que mejor ha gestionado sus inmensos recursos naturales. Pero también miramos a Irlanda, a Islandia e incluso a Estados Unidos y su política de consejeros económicos".
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