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Reportaje:Vela | Copa del América

El Desafío se gana el respeto

El equipo español bate a Mascalzone, y el africano Shosholoza 'ahoga' al Luna Rossa

A las once de la mañana, los jueces ordenaban que los barcos permanecieran en el puerto por la falta de viento. Peor que nunca, ni siquiera la ilusión de salir. Una hora después, los 11 desafiantes se ponían de repente en guardia; en el aeropuerto la temperatura subía a 26 grados, la máxima en diez días; en la atmósfera, el gradiente del nordeste, que impedía la entrada de brisas, se retiraba. En los campos de regatas el viento llegaba a los nueve nudos.

Allí estaban para empezar el duelo entre Mascalzone y Desafío, decisivo para el equipo español tras su pinchazo con Areva y el inesperado triunfo de los italianos sobre New Zealand. Salieron primeros los españoles por la izquierda, por el lado bueno del viento, pero Mascalzone pronto les superó unos metros; sin embargo, el Desafío, dirigido muy bien por Karol Jablonski, iba arrinconando, viraje tras viraje, a los italianos. En cada virada, el barco español salía con un metro de ventaja. Las proas se miraban, pero no era un combate de boxeo sino el juego de ajedrez, comiendo peón a peón, paso a paso, y arrinconando a Mascalzone fuera de la baliza.

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Cara y cruz del Desafío Español

La actuación del equipo español fue perfecta. También la lucha de Mascalzone por escapar de la encerrona a que estaba sometido. Al llegar a la baliza, Desafío Español cobró el fruto a sus trabajos. Salió a favor de viento con 34 segundos, que prácticamente fueron los mismos con los que llegaría a la meta después de otros dos largos.

En su segunda regata, frente a New Zealand, le tocó el papel contrario al que había jugado por la mañana. Los neozelandeses le ganaron el lado bueno del viento y no se dejaron escapar la presa. Ni un punto de debilidad en la actuación de Dean Barker y sus chicos tras el tropezón del primer día. La resistencia del barco español le duró el primer largo contra el viento. Ya a favor, el Desafío dejó de ser competitivo. Tanto cuando va ganando como cuando va perdiendo es preocupante los metros que pierde el equipo español cuando navega a favor de viento: le ha ocurrido en sus cuatro regatas.

Para el cuarto semifinalista -parecen predestinados Oracle, New Zealand y Luna Rossa- hay varios candidatos y, de momento, el más fuerte es Shosholoza. La ovación de la tarde fue para el equipo surafricano; no tanto por ganar a Luna Rossa como por ganar a un grande. Que un barco novato, como Shosholoza, sea capaz de tal hazaña es también una prueba de que Bertarelli y Ellison tenían razón al cambiar el formato de la Copa del América. Sin regatas previas entre los desafiantes, difícilmente Shosholoza hubiera podido alcanzar este nivel. Su triunfo ante los italianos de Prada, el paseo vespertino ante China Team, y el susto que le propinó a Oracle días atrás dan a Shosholoza la candidatura para entrar en semifinales.

El día fue nefasto para Luna Rossa. Por la mañana no pudo con la consistencia surafricana y tras 70 minutos de regata llegó seis segundos por detrás de Oracle por la tarde. Fue sin duda la regata del día. Casi todo el recorrido proa con proa, aunque Luna Rossa siempre a remolque. Chris Dickson, el veterano caña de Oracle, mantuvo la sangre fría digna de un cirujano, cortando lo justo y arriesgando lo mínimo. No se alteró pese a la agobiante presión de Luna Rossa, que siempre regateó comiéndose el viento sucio que le dejaba Dickson. Oracle es el único invicto, pero se ha visto ya que en Valencia hay barcos que pueden ganar a cualquiera. Como Shosholoza.

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