"Los profesores nuevos llegan perdidos"

José Melero (Málaga, 1960) es psicólogo, pedagogo y trabaja como orientador escolar en el IES Manuel Alcántara de la capital malagueña. También es autor de uno de los primeros libros que con datos nacionales se publicaron en España sobre un tema que entonces apenas si tenía repercusión: la conflictividad escolar.

La elaboración de Conflictividad y violencia en los centros escolares (1993) le llevó a especializarse en estrategias para la resolución de estos conflictos, que Melero enseña ahora a los nuevos profesores o a otros que con años ya de ejercicio quieren reciclarse y aprender a afrontar los retos que plantean alumnos problemáticos, aquellos que necesitan atención especial o los estudiantes extranjeros recién llegados al centro.

"Para el profesor es muy liberador darse cuenta de que no es el único que tiene esos problemas a la hora de dar clase"

Para ayudarles, Melero ha ideado unos talleres prácticos que imparte a docentes de la capital y de la comarca de Antequera en colaboración con el Centro de Profesorado de Málaga (CEP). Opina que los seis meses de formación del Certificado de Aptitud Pedagógica (CAP) que reciben los profesores antes de empezar a dar clases no bastan para preparar a un profesor ante el reto que supone manejar a un grupo de 20 chavales de Secundaria.

"Ellos tienen una formación exhaustiva en la materia que van a enseñar, pero carecen casi de práctica a la hora de meterse en un instituto y enfrentarse a una clase. Llegan totalmente perdidos", señala Melero, que aboga porque se instaure la figura del profesor-tutor que vele por el recién llegado hasta que éste sepa cómo desenvolverse y se acabe con lo que él llama el "proceso de inmersión", que se resume en que a un profesor novel se le deja solo a los cinco minutos de llegar al centro tras darle tres consejos.

"Hace más de 20 años se dieron unos cursos en el CAP que sí que preparaban a los profesores en la práctica. Aquí en Málaga lo hizo el catedrático de Ciencias de la Educación José María Esteve, autor de La inoculación del estrés: una técnica adecuada para aumentar la seguridad de los profesores debutantes ante situaciones potencialmente conflictivas. Esos módulos daban muy buen resultado, pero luego dejaron de impartirse. Daban tan buen resultado que aún hoy se aplican en otros países europeos sin haberse apenas si retocado. Hace un tiempo se me ocurrió a mí rescatarlos y de ahí los talleres que hemos impartido", relata Melero.

El funcionamiento de los talleres, casi nada teóricos y muy participativos, es sencillo y "muy liberador para el profesor, que se da cuenta de que no es el único que tiene esos problemas a la hora de dar clase", señala Melero. "Los noveles echan en falta a alguien que les aconseje, que les marque unas pautas de comportamiento, que vigilen que no metan la pata a la más mínima con la mejor de las intenciones y por eso me decidí a desempolvar estos talleres". En ellos se forman grupos de profesores, preferentemente noveles, pero puede haber otros que vienen a reciclarse. Se les pasa un cuestionario donde ellos relatan las situaciones conflictivas que ya han vivido, que le han contado, o que más temen en clase.

"Tras unas clases teóricas, selecciono varios de esos casos y las gradúo del 1 al 12, según su complejidad. En cada sesión, tres profesores escenifican esa experiencia asumiendo un rol determinado, mientras que el resto actúa como lo haría una clase de ESO ante una pelea, una agresión u otra situación". Todo esto es grabado en vídeo y después lo ven para analizar qué estrategias han sido las más efectivas. "Se trata de que vean que no existe una estrategia única para afrontar un conflicto, que vean cómo actúan otros y, sobre todo, sirve para desmontar la idea de que un buen profesor depende de si uno vale o no vale", explica Melero.

"Simplemente se consigue lo que se llama una inoculación de estrés, esto es, aumentar su tolerancia ante los conflictos y aprender a mantener la cabeza fría para poder controlar la situación por muy difícil que parezca", añade este orientador escolar, que asegura que estos talleres, que volverán a impartirse el próximo curso en la Axarquía, Antequera y Málaga capital, ayudan a que el profesor pueda desenvolverse en una clase con soltura al sentirse capacitado para manejar problemas sencillos pero cansinos, como la "disrupción", -pequeños incidentes que causan que el profesor invierta el 25% del tiempo de la clase en poner orden-, los que plantean alumnos problemáticos o a dedicarles el tiempo necesario a alumnos inmigrantes o con necesidades educativas especiales sin que la clase se les vaya de las manos.