Seis etarras testifican esta semana en el juicio del 11-M
La defensa de Zougam busca involucrar a los terroristas de Cañaveras
Seis etarras declararán desde hoy en el juicio del 11-M como testigos de la defensa de Jamal Zougam. El letrado José Luis Abascal busca relacionar a los terroristas detenidos en febrero de 2004 en Cañaveras (Irkus Badillo y Gorka Vidal) con Jamal Ahmidan, el Chino, o con José Emilio Suárez Trashorras. Además, interrogará a los sanguinarios Henri Parot y Harriet Iragi sobre por qué el islamista preso Abdelkrim Bensmail, compañero en el GIA del suicida de Leganés Allekema Lamari, tenía sus señas de la cárcel de Córdoba.
Un islamista preso tenía apuntados los nombres de Henri Parot y Harriet Iragi
Lo mismo le preguntará a otros dos etarras, Jorge García Sertucha y Fernando Irakula. La declaración de los seis miembros de ETA, en caso de que accedan a testificar, es imprevisible, pero el juicio puede servirles de altavoz universal.
El testimonio de estos etarras había sido pedido también por la Asociación Víctimas del Terrorismo (AVT), acusación que busca a toda costa la participación de ETA en los atentados. El tribunal, no obstante, denegó la petición de la AVT pero accedió a la de Abascal para garantizar el derecho de defensa. La postura del abogado defensor es comprensible, pues entre sus misiones está intentar sembrar dudas sobre la investigación y buscar la absolución de su cliente. En cambio, es menos comprensible la de la AVT, cuyo papel es apoyarse en la investigación y las pruebas para lograr una condena.
Gorka Vidal e Irkus Badillo fueron detenidos el 28 de febrero de 2004 en Cañaveras (Cuenca) cuando se dirigían a Madrid con una furgoneta cargada con 506 kilos de cloratita, 30 kilos de Titadyn y 90 metros de cordón detonante. A la mañana siguiente, partieron de Avilés los islamistas dirigidos por El Chino, cargados con unos 200 kilos de Goma 2, supuestamente facilitados por José Emilio Suárez Trashorras.
La coincidencia sirvió al PP y los medios que le apoyan para vincular a ETA y el 11-M, bien como colaboradores en el atentado bien como clientes de un mismo suministrador de explosivos (Trashorras). Los etarras llevaban un plano donde tenían rodeada con un círculo la Nacional II (Madrid-Barcelona), englobando las localidades de Alcalá de Henares, Torrejón de Ardoz, Coslada y San Fernando de Henares.
Como los autores del 11-M montaron en los trenes en Alcalá, también se publicó que ETA y los islamistas tenían como idea común atacar "el corredor del Henares". Pero el círculo señalaba los puntos donde los etarras pretendían establecer contacto con otro terrorista de la misma banda, según sus declaraciones, y, además, ni una sólo de las estaciones atacadas está en ese corredor.
Los informes policiales aportados al sumario descartaron las dos posibilidades, pero se abrió una tercera. El diario El Mundo publicó que Trashorras le había contado a Antonio Jesús Parrilla, uno de los policías que detuvieron al ex minero y que se halla en libertad bajo fianza por revelación de secretos, que El Chino le había contado que era amigo de los etarras detenidos en Cañaveras.
Trashorras y Parrilla ya han hablado de ello en el juicio. El primero aseguró que El Chino le dijo por teléfono, dos días después de la captura de los etarras, que "habían sido detenidos dos amigos suyos", cuyas fotos habían salido en la televisión, "pero no dijo nada de ETA. Eso no lo dije en mi declaración judicial porque pudo ser un malentendido y porque me dijeron que era imposible. Luego pensé que igual eran otros amigos suyos".
Parrilla declaró: "Trashorras me dijo que El Chino le había dicho que hacía unos días habían detenido a unos amigos suyos con 500 kilos de explosivo en Cuenca, pero de ETA no me dijo nada (...) Yo no le di verosimilitud, porque pensé que era una salida suya cuando se vio presionado. Nosotros, contactos entre ETA e islamistas no hemos constatado". Parrilla es ex miembro de la Unidad Central de Información Exterior de la policía y controlador del confidente Cartagena.
Además de los etarras de Cañaveras, los sanguinarios Henri Parot y Harriet Iragi serán interrogados en el juicio del 11-M sobre por qué Abdelkrim Bensmail, condenado como miembro del Grupo Islámico Armado (GIA), tenía en su poder sus nombres y direcciones. Bensmail era amigo y compañero de armas de Allekema Lamari, uno de los siete suicidas de Leganés. La nota que tenía el islamista rezaba: "Iragi Gurrutxaga, Harriet; Paro, Unai Córdoba, Carretera de Sevilla Madrid, km 391 Apdp. 14000 Alcolea". Es decir, los nombres de los dos etarras y su dirección en la cárcel de Córdoba. Iragi y Bensmail coincidieron en la cárcel de Valdemoro (Madrid) entre el 20 de octubre de 2000 y el 22 de marzo de 2001. El islamista coincidió en Villabona con Parot, nacido en Argelia como Bensmail, entre el 28 de abril y el 23 de junio de 2001.
Parot cumple desde 1990 5.000 años de condena por 26 asesinatos y atentados. Es uno de los más sanguinarios de la banda. Iragi, por su parte, es el etarra autor de la peor campaña de ETA tras la ruptura de la tregua de 1999 (entre otros, mató al doctor Antonio Muñoz Cariñanos, en Sevilla).
Parot comenzó a cartearse por iniciativa propia a partir del 2 de diciembre de 2001 con Jorge García Sertucha, cuyo nombre también figuraba en unas octavillas intervenidas de Bensmail. Sertucha estuvo en el comando que pretendió matar al Rey con un rifle de mira telescópica en Mallorca, en 1995. El abogado de Zougam explica en su escrito de defensa que en la casa de Chinchón que utilizaron los terroristas había un casquillo de bala 7 milímetros Remington Mágnum y que el cartucho completo fue hallado en la casa de Saed El Harrak, procesado por los atentados. Con este tipo de munición ETA intentó matar al Rey en Mallorca. La Remington Mágnum es un cartucho de rifle muy popular en las revistas de caza. El sexto etarra es Fernando Irakula Albizu, del que el islamista tenía anotada su dirección en Amorebieta (Vizcaya) y dos notas más que rezan "469 pesetas" y "926 ma". Irakula, encarcelado en 1986, salió en libertad en 2002.
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