"Ciencia es la historia de un órgano buscando entenderse a sí mismo"

Su padre era un aragonés amante de la ciencia y le bautizó con el apellido de Miguel Servet, descubridor oscense de la circulación pulmonar, quemado vivo por los suizos en 1553 "por llamar a la Trinidad demonio y monstruo de tres cabezas". Servet Martínez no defraudó a su padre: se hizo ingeniero matemático en Chile, se doctoró en París y emprendió una brillante carrera de investigador que le ha llevado a sus dos altas responsabilidades actuales: presidir la Academia Chilena de Ciencias y dirigir el Laboratorio de Bioinformática y Matemáticas del Genoma, en Santiago. El matemático, de 55 años, está en Madrid para intervenir en el ciclo Chile piensa, organizado en la Casa de América por la embajada chilena (hoy a las 19.00).

"Vemos fractales en la naturaleza por todas partes, ¡pero sólo desde que las inventó Cantor!"

Pregunta. Todos los analistas han destacado el desarrollo económico de su país. ¿Ha ido parejo al desarrollo científico?

Respuesta. En los últimos 10 años hemos duplicado el número de investigadores, y nuestras publicaciones han crecido en número y en impacto internacional. Chile cuenta con una notable tradición científica desde finales del XIX.

P. El desarrollo científico suele medirse con una cifra: 3% del PIB. España ronda el 1,1%. ¿Chile?

R. Entre el 0,7% y el 0,8%. Es verdad que no es un porcentaje muy alto, aunque disponemos de recursos adicionales como el royalty minero, que obliga a las empresas que explotan los yacimientos del país a nutrir un "fondo de innovación". Es un gran desafío recortar la distancia con los países más avanzados, pero es el único camino posible.

P. ¿Hay áreas en que la ciencia chilena destaque más?

R. Astronomía y matemáticas.

P. ¿A qué se debe?

P. El norte de Chile es una zona privilegiada para la observación astronómica, y allí están el Observatorio Europeo Austral y el Observatorio Interamericano de Cerro Tololo. La razón de que Chile se encuentre entre los 20 mejores países en matemáticas tiene más relación con matemáticos chilenos que emigraron para investigar, pero que luego pudieron volver a Chile y formar escuela. También hay buenos grupos en biotecnología y ciencias de la Tierra, y una serie de campos -el desierto, los hielos, la minería, los seísmos- que son esenciales para el país. Somos el primer exportador de salmón del mundo: si nosotros no investigamos el salmón, nadie lo hará.

P. ¿Qué planes tiene para aumentar la cultura científica de los ciudadanos?

R. Lo esencial es mejorar la formación de los nuevos profesores de ciencias: en la técnica pedagógica y, sobre todo, en los contenidos. La sociedad padece además una sobredosis de información, generalmente confusa y a menudo falsa. La educación científica es precisamente la guía para cribar esos mensajes.

P. ¿Requiere la biología un nuevo tipo de matemática?

R. Fíjese en esto: vemos fractales en la naturaleza por todas partes, pero sólo desde que las inventó Cantor: ¡antes no las veía nadie! La información genómica se ha explotado muy poco, y hay grandes sorpresas esperando: la biología es una ciencia muy voraz y puede absorber gran parte de la metodología matemática.

P. Y la pregunta de Einstein para matemáticos: ¿Por qué es comprensible el mundo?

R. Porque el cerebro es parte del mundo. La ciencia se puede entender como la historia de un órgano buscando entenderse a sí mismo.