Viva el cambio climático
Cuando hace frío, porque hace frío; cuando hace calor, porque hace calor; terminaremos por lamentar todos los días del año el tiempo que tenemos, ya sea bueno, malo o regular. El domingo último, 15 de abril, hizo un día espléndido aquí en Londres, y aún sigue. No había nada más que ver a la gente en las calles, en los parques, a la orilla del Támesis, en los pubs. Todo estupendo hasta... Hasta que ves las noticias, claro, y empiezan a alarmarte y a meterte miedo, a hacer que te sientas culpable porque ya se sabe: el cambio climático. Si hace unos años hubiéramos preguntado a la población si quería unos días tan estupendos, la mayoría no hubiera tenido ninguna duda. Pero eso se acabó, los agoreros nos aguarán la fiesta y conseguirán que nos sintamos a disgusto si hace frío, si hace calor o si no hace ni una cosa ni otra. Por favor, que alguien ponga fin a esta histeria que, además, tampoco está nada claro si se debe más al CO2 o a la actividad solar, como sostienen algunos científicos. Al paso que vamos nos creeremos que los dinosaurios desaparecieron porque ya se temían todo esto y prefirieron hacer mutis por el foro. Así que mientras dure este verano anticipado, a disfrutarlo. Que viva el cambio climático. Por cierto, empieza uno a mosquearse con las primeras amenazas de subida de tarifas del agua. Los pantanos, excepto en las cuencas del Júcar y Segura -como suele ser lo normal-, están a buen nivel, en algunos casos incluso a niveles superiores que los normales. Pues no importa, pagaremos más por el agua. Como terminaremos por pagar lo mismo por el vino en toda Europa, no importa si vives en Valdepeñas o en Estocolmo. De lo que se trata es de recaudar y para eso lo mismo sirve el agua que el vino.
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