Batas blancas y cascotes
Un centro de salud de Vallecas inaugurado hace 15 días recibe a los pacientes en obras y sin sistema informático
En sus primeras tres horas de servicio al público, ayer, el nuevo Centro de Salud Ensanche I de Vallecas recibió cinco reclamaciones por escrito de pacientes. "Los ordenadores no funcionan. Damos las citas anotando las horas a mano en una libreta", explicó una administrativa. Los médicos, "sin acceso a la historia clínica", viajaron en el tiempo hasta sus primeros días en la profesión, "cuando todo lo que tenías era un papel, un boli y lo que te contaba el enfermo", contó un facultativo. Una mujer que tenía cita desde hace dos meses para vacunar a su hijo tuvo que irse de vacío ya que no se le podía administrar la dosis necesaria.
De los tres pisos del edificio, que atenderá a 25.000 personas del PAU de Vallecas cuando esté a pleno rendimiento, sólo la planta baja está más o menos en condiciones. Allí está la placa que la presidenta regional, Esperanza Aguirre, descubrió el pasado 3 de abril, fecha de la inauguración oficial del centro de salud. La placa seguía ayer en su lugar. No tuvo la misma suerte una barandilla de metal, de unos 50 kilos de peso y un metro y medio de longitud, de las escaleras que suben al primer piso. Con gran estrépito, a primera hora de la mañana se desplomó desde unos dos metros de altura sobre el flamante suelo de gres. "A dos metros había una paciente. Se ha pegado un susto de muerte. Si la llega a pillar...", afirmó Antonio Gómez, del Sindicato Asambleario de Sanidad.
A las dos de la tarde, la (deformada) barandilla aún seguía apoyada en una pared. Un albañil de origen latinoamericano comía espaguetis de una fiambrera sentado en la sala de espera, a dos metros de la accidentada estructura.
Polvo sobre las camillas
En la primera planta, donde una decena de consultas esperan a los enfermos, las máquinas de pulir el suelo pueblan los espacios y una gruesa capa de polvo cubre camillas, equipos médicos y materiales aún embalados. En el sótano, las obras están más retrasadas: paredes por terminar, estanterías por montar y el póster de una mujer desnuda colgado con chinchetas en una puerta.
El pasado día 3, Aguirre y el consejero de Sanidad, Manuel Lamela, se hicieron la foto montados en dos bicicletas estáticas sobre cuatro metros cuadrados de moqueta reluciente. Pudieron pedalear en un rincón del gimnasio de rehabilitación preparado para la inauguración oficial. La real, para el gimnasio, puede tardar aún bastantes semanas. "A ver si para el verano...", aventuró un trabajador del centro. "Ahora está lleno de cajas de material sanitario, porque allí hemos instalado el almacén mientras el sótano está en obras", añadió.
El día de la inauguración, Sanidad hizo público un comunicado: "El Centro de Salud Ensanche de Vallecas entrará en funcionamiento durante la semana del 16 al 20 de abril con todas sus instalaciones listas para prestar asistencia en condiciones normales y con la máxima calidad".
"De hecho, el centro ya está totalmente terminado y acondicionado", terminaba el comunicado, en evidente contradicción con el estado del edificio.
La Asociación de Vecinos del PAU-Ensanche ya mostró entonces su desacuerdo con la optimista versión de Sanidad, pero no fue hasta ayer, con la llegada de los primeros pacientes, cuando hizo público su enfado. "Tiene deficiencias tercermundistas, no está terminado y el sistema informático no funciona", lamentó la asociación en un comunicado. La primera jornada, según los vecinos, fue "un auténtico desastre que ha planteado problemas para la atención adecuada a los pacientes".
La respuesta dada por Sanidad a los vecinos, mediante otro comunicado, muestra que ninguno de sus responsables ha vuelto al centro de salud desde que Aguirre y Lamela fueron a sacarse la foto. "El Centro de Salud Ensanche de Vallecas ha iniciado su funcionamiento en la mañana de hoy, según lo previsto y anunciado en su día cuando se inauguró, completamente terminado y acondicionado, por lo que el Servicio Madrileño de Salud rechaza las afirmaciones realizadas hoy por una asociación de vecinos".
El comunicado también destaca el "alto nivel de calidad, confort, accesibilidad" del centro y, en contra de lo afirmado por trabajadores y pacientes, asegura que "el sistema informático está en funcionamiento, lo que ha permitido consultar la base de datos de usuarios para dar cita de acuerdo con las agendas". "Puntualmente, estas citas no se han dado de la forma habitual, mediante etiquetas, pero sin duda es un asunto que quedará resuelto a lo largo de la semana", sigue el comunicado.
El Sindicato Asambleario de Sanidad y los vecinos valoraron la respuesta de Sanidad con estas palabras: "Se puede mentir más alto, pero no más claro".
Lamela, el inaugurador
Las necesidades de agenda de Manuel Lamela y Esperanza Aguirre por un lado y la realidad por el contrario.
Los responsables sanitarios del Gobierno regional se han embarcado en un maratón de inauguraciones que, en algunos casos como en el de Vallecas, poco tiene que ver con la situación real de los edificios a los que acuden en sus actos oficiales.
Desde el pasado lunes, Lamela ha inaugurado cuatro centros de salud en Tres Cantos, Alcorcón, Moralzarzal y el distrito de Hortaleza. Los comunicados de Sanidad jalean esta agitada actividad y destacan que el de ayer, inaugurado en Tres Cantos junto a Aguirre, es el "número 50 de los 56 construidos esta legislatura, por lo que sólo quedan seis por inaugurar", avisa el comunicado.
Mientras, los pacientes tratan de adaptarse a las consecuencias de las prisas de los políticos. "Han cambiado a mis hijos de centro de salud y a mí no", se quejó ayer Cristina Clemente, vecina de Vallecas y madre de dos niños de tres y seis años. "Tengo que ir a presentar una reclamación, porque es absurdo que ahora y sin avisar dividan a la familia entre dos ambulatorios".
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